Lo que parece toda una novedad en el mercado local es, en realidad, una tendencia mundial. Los vinos de menor graduación alcohólica ganan terreno y son cada vez más las bodegas que se especializan para tener algún producto que vaya en línea con las nuevas preferencias. Según cuenta Magdalena Pesce, CEO de Wines of Argentina, se produce a nivel global un cambio en loshábitos de consumo. Tal como describe, hay una inclinación hacia la moderación y una preferencia por los vinos con bajo o ningún contenido alcohólico que crece. "Este tipo de productos tiene consumidores en diferentes mercados y, principalmente, notamos que son los millenials y la generación Z quienes empujaron esta tendencia. Sin embargo, tiene que ver, más que nada, con una cuestión de interés que de edad", sostiene. En cuanto a las motivaciones asegura que no están tan claras, pero evidentemente los drivers de salud y bienestar resuenan con fuerza en los grupos de consumo que impulsan la demanda de estos productos. A su vez, aclara que anteriormente se consideraba a estos vinos como una opción de nicho con un público limitado y escaso interés por parte de la industria. "Pero en los últimos años, la demanda fue aumentando como consecuencia de una mayor conciencia sobre la salud y el bienestar, así como por cambios en el estilo de vida, especialmente entre las generaciones más jóvenes", advierte. Reconoce que las redes sociales juegan un papel muy importante en la difusión de información sobre los beneficios de un consumo moderado de alcohol, algo que contribuye a la creciente popularidad de estas alternativas. En este contexto, es una realidad que la industria vitivinícola invierte cada vez más en investigación y desarrollo para mejorar la calidad y el sabor de los vinos sin alcohol y de baja graduación, lo cual aumentó su atractivo para un público más amplio. Coincide con este análisis, David Bonomi, Winemaker de Norton: "La tendencia de los vinos con menor graduación alcohólica se enfoca en crear productos para un público que busca un consumo más consciente y están dirigidos principalmente a quienes no beben vino". Y explica que el proceso mediante el cual se produce este tipo de producto influye directamente en su sabor. "El alcohol es una matriz fundamental que aporta estructura y aromas al vino. Al eliminarlo, muchos compuestos volátiles desaparecen, lo que hace que el sabor sea muy diferente. Por esta razón, a los consumidores habituales de vino les resulta complejo aceptar el sabor de estos productos, ya que no le recuerdan al vino al que están acostumbrados", advierte. Y reconoce que es por este motivo que la industria busca constantemente nuevas técnicas para minimizar esta pérdida y lograr un perfil sensorial más atractivo para los consumidores. Actualmente, existen datos precisos sobre el aumento de la producción de estos vinos livianos a nivel mundial. Pesce detalla que un informe lanzado en mayo de 2025 por IWSR Executive Briefing confirma que los países que van al frente en la categoría no/low alcohol, o de baja graduación, son los Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Australia. En el primero, la proporción de bebedores que eligen esta opción pasó de 6% a fines de 2023 al 13% en 2024, y se estima que se alcanzará un valor cercano a los u$s 1.600 millones en 2025. En el Reino Unido, la reforma impositiva sobre bebidas alcohólicas impulsó el lanzamiento de vinos con menor graduación y la categoría de no/low creció 8% en volumen en 2024, con un fuerte impacto en supermercados y e-commerce. Por otra parte, Alemania es un mercado clave en Europa, con una fuerte cultura de bebidas sin alcohol, donde cerca del 17% de los consumidores adultos ya incorpora bebidas de esta categoría. Aunque el consumo se da principalmente en cervezas, esta tendencia vemos que se empieza a trasladar también al vino. Por último, Australia lidera en innovación y aceptación entre los más jóvenes: el 23% de los consumidores de entre 18 y 34 años declara haber comprado vinos sin alcohol o de menor graduación en el último año, con una oferta creciente de etiquetas premium. En cuanto a la Argentina, asegura que aún no hay datos precisos, pero, indudablemente, el aumento del consumo de este tipo de vinos y bebidas que se da en el mundo llegará a nuestro país. "Por el momento, hay muy pocos productos comercializados en nuestro país que responden a esta categoría ya que es muy reciente la aprobación del INV (Instituto Nacional de Vitivinicultura) para que puedan producirse", señala la CEO de Wines of Argentina. Algunas bodegas en nuestro país comenzaron a producirlos y apuntan a un público joven dispuesto a disfrutar de las bondades de la vid sin resignar bienestar. Estos vinos livianos suelen tener una graduación del 10% o menos contra el 12% al 15% de un vino tradicional. Es el caso de Bodega Trivento, que se sube a esta tendencia de elaboración de vinos con menos graduación alcohólica. Sobre este punto, Silvina Barros, Global Marketing manager de la compañía, sostiene que la clave para esta nueva elección está en la moderación, una tendencia influenciada por la situación económica de nuestro país, a la vez que pesan el estilo de vida, las actitudes generacionales y de salud. La propuesta de la bodega se inclina hacia vinos que ofrecen menor graduación alcohólica, sin resignar sabor o identidad. "Es el caso de nuestro Trivento White Malbec, cuyas uvas Malbec se cosechan alrededor de 30 días antes que un Malbec tradicional. El resultado es un Malbec blanco, liviano, vibrante, de menor graduación alcohólica, fácil de tomar, menor contenido de calorías que acompaña un estilo de vida equilibrado", asegura. En cuanto a la repercusión, Barros sostiene que representa un segmento incipiente dentro del mercado argentino pero su producción viene en aumento de la mano de propuestas innovadoras. "Trivento White Malbec ha mostrado un crecimiento sostenido desde su lanzamiento en 2019, especialmente en mercados como Reino Unido, Estados Unidos, Brasil, Canadá, Argentina, en los que multiplicó más de trece veces el volumen inicial", señala. Este vino tiene un 10,5% de graduación alcohólica y un perfil aromático en el que se destacan la manzana verde, lichi y piña. En el caso de Trivento, se inclinan por la variedad Malbec porque no todas las cepas responden de la misma manera. "El Malbec, emblema argentino, fue clave para la innovación: al cosechar más temprano y vinificar sin contacto con las pieles se obtiene un blanco fresco y de menor graduación, con gran aceptación del consumidor. También se exploran variedades blancas como Chardonnay, Semillón o Chenin Blanc, que permiten elaborar estilos frescos y equilibrados", asegura Barros. En cuanto a la demanda, la especialista asegura que va en ascenso en especial en los mercados internacionales. Por ejemplo, el Trivento Reserve White Malbec se consolidó como el vino blanco argentino más vendido en Brasil y creció un 195% en volumen en los Estados Unidos en el último año. Actualmente, está disponible con precios accesibles que lo ubican en el segmento de entrada a gama media, entre u$s 10 y 15 en exportación y en torno a $ 8.000 a $ 10.000 en el mercado local. Desde Bodega Zuccardi coinciden en que, en los últimos años, los consumidores empezaron a buscar propuestas más ligeras y frescas, más acorde a un estilo de vida equilibrado. "Los vinos de sed o con menor graduación alcohólica responden a esa tendencia: son vinos fáciles de tomar, con menor estructura y pensados para un consumo más descontracturado, sin perder calidad ni expresión del terroir", advierten. Sobre su incidencia en la Argentina, sostienen que es una categoría que creció en la última década de la mano de la innovación y de la adaptación a nuevas demandas de consumo. "El segmento aún representa un porcentaje reducido del total, pero cada año gana más espacio en góndola y en exportación. No contamos con cifras oficiales cerradas en litros, pero es una categoría en expansión y con fuerte proyección", analizan. Respecto a sus marcas, la bodega cuenta con el Santa Julia Tardío, un vino de sabor dulce, refrescante, muy delicado, con una acidez equilibrada y un final agradable de frutas. Se trata de un blend de Torrontés (85%) y Viognier (15%), un vino fragante con aromas a flores y frutas maduras como pera, durazno, damasco y notas de miel y piel de naranja. "Lo compran quienes se inician en el mundo del vino con los dulces, como puerta de entrada, también jóvenes, muchas mujeres y hombres también. Se trata de vinos pensados para consumidores que prefieren vinos refrescantes, dispuestos a probar nuevas opciones pero que son exigentes en cuanto a la calidad", aseguran. En tanto que admiten que la demanda viene en aumento, tanto en el mercado local como en el externo, en nuestro país el Santa Julia Tardío tiene un precio sugerido de $ 7.000 aproximadamente. "Se trata de vinos pensados para consumidores que se atreven a nuevas formas de vinificación, con menos graduación alcohólica, fáciles de tomar y refrescantes, dispuestos a probar nuevas opciones pero que son exigentes en cuanto a la calidad", aseguran desde la bodega. En estos casos, las cepas que se utilizan son las frutadas y aromáticas porque permiten mantener el carácter varietal aun con menor alcohol. En blancos, suelen destacarse el Chardonnay, Torrontés o Viognier y, en tintos, el Malbec o Bonarda, que aportan color, fruta y frescura. En cuanto al precio no son necesariamente vinos más económicos ya que el precio no depende solo de la graduación alcohólica, sino del proceso de elaboración, del cuidado en el viñedo y del posicionamiento de la marca. "En algunos casos incluso pueden ser más costosos, porque requieren tecnología adicional para desalcoholizar o para mantener el perfil sensorial del vino", aseguran. Otro ejemplo es el de Bodega Amalaya que se posiciona como una de las pioneras del mercado al ofrecer una alternativa con solo 9% de alcohol que se alinea con la creciente demanda de productos que promueven un consumo responsable. Olivia Harguindey, gerente de Marketing del Grupo Colomé, sostiene que Amalaya Liviano es un blend de partes iguales de Torrontés y Riesling con solo 9% de alcohol y un 30% menos de calorías que redefine la forma de disfrutar del vino en sintonía con un estilo de vida moderno, activo y consciente. En cuanto al procedimiento para su elaboración destaca que se basa en la decisión de cosechar las uvas de manera temprana, entre 15 y 20 días antes de la madurez plena, lo que asegura bajos niveles de azúcar y permite alcanzar naturalmente una menor graduación alcohólica, sin necesidad de procesos de desalcoholización. "El resultado es un vino blanco seco, fresco, cítrico y vibrante, en el que la acidez natural del Riesling se equilibra con el carácter floral y expresivo del Torrontés. Un estilo auténtico, moderno y equilibrado que se suma al nuevo paradigma del consumo consciente: menos alcohol, menos calorías y más disfrute", dice Harguindey. Y asegura que el target principal son consumidores de 25 a 45 años, interesados en el bienestar y en experiencias más livianas y sociales. "Estas generaciones más jóvenes perciben al vino de otra manera, ya que tiene otro rol en sus ocasiones de consumo: para ellos, menos alcohol no es sinónimo de menor calidad, sino de mayor versatilidad", sostiene. Según explica Jorge Noguera, enólogo de Amalaya, estos vinos que producen desde 2024 se distinguen principalmente por su frescura, aportada por una acidez equilibrada, y por su gran facilidad de consumo. Y añade: "Creo que la elaboración y demanda de estos vinos son una tendencia que está en crecimiento. En nuestro caso en particular elaboramos 3.000 botellas que sirvieron para tener un primer lanzamiento en mercado interno y, además, como una muestra de novedades para agasajar a nuestros clientes que nos visitan tanto nacionales como internacionales. Ellos nos animaron a producir más. En esta cosecha 2025 saldremos al mercado con 25.000 botellas de Amalaya Liviano Blanco y 7.000 botellas de Amalaya Liviano Rosado (Blend de tintas), un vino aún más novedoso, ya que es su primera añada", cuenta. La tendencia también influye a nivel visual lo que impacta de forma directa en el packaging de este tipo de vinos, que se convierte en un aliado estratégico. Por ejemplo, la botella de Amalaya Liviano utiliza colores pastel para diferenciarse de etiquetas más intensas y transmitir frescura. "Incluimos el 9% en grande en el frente para que el atributo principal sea visible a primera vista y sumamos la leyenda "Menos alcohol, menos calorías" para comunicar directamente el beneficio funcional", explican desde la bodega. Y aseguran que esto se traslada a la contraetiqueta donde se explica que se trata de una cosecha temprana y no un vino desalcoholizado, lo que refuerza transparencia y confianza. "La propia etiqueta se convierte en un vehículo de educación y de diferenciación en un mercado que todavía está explorando la categoría", destacan. También se sube a la tendencia Bodega Trina y, desde la empresa, aseguran que, en general, las bodegas usan esta tendencia para llegar a nuevos consumidores que no tomaban vino por pesado o fuerte. "Al ser una nueva moda las bodegas están tratando de buscar técnicas para mejorar este tipo de vino, ya que la desalcoholización con osmosis inversa saca gran cantidad de aromas y cualidades del vino. En el caso de Bodega Trina, los vinos low-alcohol los elaboramos con manejo de viñedo y cosecha, siendo el MOC (momento oportuno de cosecha) cuando están las condiciones dadas para que resulte un vino de baja graduación, aromático y fresco", detallan. Trina elabora sus vinos livianos a partir del Malbec. Por último, desde Bodega Finca Las Moras, aseguran que la clave del crecimiento de estos vinos livianos es que conservan las características esenciales del vino tradicional, pero con menos calorías. "Identificamos un consumidor que busca disfrutar el vino con menor graduación alcohólica, lo que le permite ampliar las ocasiones de consumo con un menor impacto físico, más versatilidad, sensorialidad y compatibilidad con estilos de vida saludables", reconocen. Y respecto de la producción aseguran que los vinos bajos en alcohol como categoría son relativamente nuevos por estas tierras. Bodega Finca Las Moras prevé desembarcar en el mercado local con Finca Las Moras, a través de Alma Mora Low Alc. Este estará estará disponible a partir de noviembre de este año. "Será un vino blanco dulce de 8% alcohol, de color amarillo pálido, con un perfil suave y refrescante en boca, con notas a pera y durazno blanco", describen. En cuanto a las cepas, sostienen que si bien los vinos bajo alcohol o cero alcohol pueden elaborarse con todas las cepas, los mejores resultados se obtienen de variedades blancas, rosadas y espumantes. Esto se debe a que naturalmente son variedades que se caracterizan por ser más aromáticas, con mayor acidez y frescura equilibrada. Variedades como chardonnay, torrontés, sauvignon blanc, pinot gris y los vinos rosados son ideales para este tipo de elaboración. En lo que respecta al precio, no se trata de un vino más económico: "El hecho de que tenga menos alcohol no quiere decir que sea un vino más barato. Por el contrario, elaborar vinos de bajo alcohol implica un tratamiento adicional a la elaboración tradicional que conlleva un costo asociado", aclaran. La tendencia parece hacer pie en la Argentina en línea con nuevos hábitos e impulsada por un público joven con nuevas búsquedas. Aunque todavía son pocas las bodegas que se suman a este tipo de producción específica se prevé que la oferta irá en aumento en los próximos años.