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La calidez es una de las virtudes que representa al pueblo argentino, inclusive hasta en los lugares más fríos del globo terráqueo. Sin ir más lejos, en las últimas horas la Selección recibió uno de los homenajes más emotivos de todos y se gestó en la Antártida: el rompehielos ARA Almirante Irizar tomó un rol preponderante en el video que difundió en las redes sociales la Armada, que desde la Base Belgrano 2 quiso rendirle tributo al campeón en Qatar 2022.

El 18 de diciembre, en Doha, la Albiceleste dio la vuelta olímpica al doblegar a Francia -por penales- en una final que quedará para el recuerdo por el desarrollo cambiante que tuvo. Pasaron casi dos meses de la consagración y en este lapso existió una infinidad de reconocimientos, algunos de ellos provenientes del fútbol y otros ajenos al deporte más popular del planeta.

En este caso, la filmación duró apenas quince segundos, tiempo que alcanzó para mostrar lo más importante: la bandera con los colores del país y la formación de tres estrellas negras en honor a las conquistas en Argentina ´78, México ´86 y Qatar ´22.

Se reencontró con la gente

Este ciclo ya se adjudicó tres títulos, contemplando que ganó la Copa América en Brasil (frente al dueño de casa), la Finalissima en Wembley (ante Italia, campeón de Europa) y el Mundial de Qatar (contra el poderoso Francia). Pero además de ampliar las vitrinas de la AFA, el combinado nacional alcanzó algo que se había perdido: la únion con la gente. Y este sentido homenaje en el continente blanco lo deja en evidencia.

Pasa en las mejores familias y también ocurre en el fútbol. Muchas parejas viven momentos de felicidad hasta que un día se genera un quiebre que provoca un abrupto alejamiento; algo similar le había ocurrido a la Selección, que se había acostumbrado a convivir con el éxito hasta que el 4 de julio de 1993 se terminó la relación.

Ese día Gabriel Batistuta gritó con euforia los dos goles convertidos en la final al difícil México y Oscar Ruggeri levantó la Copa América 93 sin imaginar lo que vendría después. La gloria se divorció de los colores celeste y blanco durante casi tres décadas. Los centenials no conocían la sensación de dar una vuelta olímpica gracias a la Albiceleste, un verdadero despropósito para un país tan aferrado al fútbol.

Sin embargo, cuando el panorama se tornaba desalentador y la llave del éxito parecía vulnerada, Claudio Tapia contrató a Lionel Scaloni, quien revirtió la historia por completo con este presente inmejorable, que es reconocido por la gente.