

La declaración de guerra que lanzó el presidente Alberto Fernández contra la inflación llegó en un momento muy poco oportuno. Con una suba de precios que alcanzó 4,7% en febrero pasado y sin grandes armas a la vista, se planteó una batalla poco recomendable de dar, al menos en los términos planteados.
El contexto internacional, sumado a los propios problemas de la Argentina, llevan a que las expectativas inflacionarias sean cada vez más altas, a tal punto que el ministro Martín Guzmán mira cada vez más de cerca la posibilidad de llegar al 6% en marzo y abril, según confiaron fuentes oficiales a El Cronista.
La invasión de Rusia a Ucrania no hizo más que agudizar los problemas fronteras adentro de la Argentina que vienen de arrastre mucho antes de la guerra.

Ya en la segunda semana de febrero se comenzó a observar un salto importante de la inflación, situación que se hizo más compleja aún con el inicio de la invasión rusa, en la última semana del mes pasado. Es decir: febrero ya mostraba una tendencia al alza, y se aceleró con la guerra.
Energía y alimentos
La avanzada inflacionaria se da a nivel mundial y pega, sobre todo, en dos segmentos centrales: energía y alimentos, este último uno de los rubros que desde hace tiempo más empuja la inflación, y que el mes pasado sumó una inflación de 7,5%.
En este sentido, durante los últimos días se observan movimientos considerables en los precios de algunos alimentos. Los comercios de proximidad son los que más reciben este impacto, ya que no tienen la espalda negociadora de los grandes supermercados, que en varias ocasiones terminan aceptando algunos retoques, pero inferiores.
En el caso de algunos productos, como los lácteos y galletas, entre otros, se dieron subas de hasta un 30% en el último mes, con la certeza de que continuarán los movimientos.

Según la visión de Guzmán, la inflación se arregla con estabilidad macroeconómica, es decir baja del déficit y de la emisión monetaria. Esto, desde ya, no se logra de un día para el otro, por lo que en el mientras tanto la solución es el ya conocido acuerdo de precios.
Aquí, entonces, la estrategia pasará por ampliar la canasta de Precios Cuidados. La idea inicial es acercarse a los 2000 productos -desde los 1300 actuales-, en tanto que se habilitarían aumentos no mayores al 3%-5%, muy lejos del cerca de 12% que reclaman las compañías alimenticias.
reuniones, otra vez
Como parte de esta idea de "guerra contra la inflación", y específicamente en el segmento de los alimentos, el Gobierno promocionará reuniones con los titulares de las principales empresas. El diálogo volverá a girar -como tantas otras veces- en la necesidad de anclar expectativas inflacionarias y la necesidad de encorsetar los precios.
Para eso también se convocará a los gremios, clave en este proceso, y con quienes se trabajará en las negociaciones paritarias, aunque varios ya cerraron mejoras salariales por arriba de 40%, con cláusulas de revisión incluidas.

La ola inflacionaria también está pegando fuerte en el sector energético. El impacto no se debe medir solo por el movimiento del precio del crudo, sino también por el de todos los combustibles y su repercusión en el resto de las cadenas de valor.
Por si algo le falta a este combo, también hay que sumar que marzo es un mes estacionalmente de inflación alta.
"Hay que tener en cuenta por ejemplo el impacto de las cuotas de los colegios o el costo de la indumentaria, que siempre influyen, aunque en este caso debemos sumar los aumentos en los combustibles y las subas de tarifas. Más allá de esto, ya se venía con una inercia importante, algo complica más las cosas", sostuvo Federico Furiase, director de Anker Latinoamérica.
A los problemas internacionales se le suman los varios factores de la economía argentina que también empujan las expectativas inflacionarias
Este complejo escenario -y la falta de nuevas herramientas- fue el que hizo todavía más difícil de entender la declaración de guerra de Fernández.
Si ya querer pelearle de igual a igual a la inflación era poco recomendable -al menos desde lo dialéctico-, hacerlo con el conflicto bélico en Ucrania y sus varias consecuencias de por medio descolocó todavía más al equipo económico, que considera que, en el escenario actual, ahora es ir a una batalla perdida de antemano.













