

La cocina de Karlos Arguiñano, ubicada en su hogar en Zarautz, es un reflejo de la personalidad cálida y acogedora del chef. Situada en un entorno privilegiado, frente al mar Cantábrico, esta cocina está diseñada para preparar platos deliciosos y para ser un espacio de convivencia familiar.
El estilo tradicional, con materiales nobles como la madera, la piedra y el hierro forjado, crean un ambiente rústico y lleno de carácter, mientras que los toques modernos en tecnología permiten una experiencia culinaria cómoda y eficiente.
La casa de Karlos Arguiñano: un hogar con vistas al mar Cantábrico
La vivienda de Karlos Arguiñano se encuentra en un entorno idílico de Zarautz, en la costa vasca. Gracias a sus grandes ventanales, la cocina tiene una vista privilegiada del mar y los jardines que rodean la casa, permitiendo que la luz natural inunde cada rincón.
Desde el salón hasta la cocina, cada espacio está diseñado para maximizar el contacto con el exterior, haciendo que el hogar de Karlos Arguiñano se convierta en un lugar perfecto para disfrutar de la vida familiar y de la gastronomía.
Una cocina de estilo tradicional y materiales nobles
Lejos de los estilos modernos y minimalistas, la cocina de Karlos Arguiñano abraza lo tradicional con una fuerte conexión con sus raíces vascas. La madera es la protagonista en este espacio, tanto en muebles como en suelos y techos, aportando una calidez inconfundible.
El diseño de la cocina está pensado para la funcionalidad: es un lugar cómodo y práctico, sin renunciar a la estética ni a la tradición.
Entre los elementos más destacados de la cocina se encuentra una mesa de gran tamaño, hecha de madera maciza. Es un espacio donde la comida es el centro de todo, y cada plato tiene un valor sentimental.
Además de estos materiales nobles, la cocina está adornada con objetos de cocina antiguos, utensilios que han formado parte de la historia de la familia y recuerdos personales de Karlos Arguiñano. Las plantas frescas también añaden un toque natural, dando vida al espacio. Cada elemento tiene un propósito y, juntos, crean una atmósfera cálida y acogedora, alejada de lujos innecesarios.

Funcionalidad con toques modernos
Aunque su apariencia sea rústica y tradicional, la cocina de Karlos Arguiñano no ha renunciado a la modernidad. La tecnología está integrada de manera sutil, para facilitar el trabajo en la cocina sin romper la estética general.
Los electrodomésticos están ocultos o disimulados en los muebles, manteniendo la armonía del espacio. No obstante, no falta lo necesario para cocinar de manera eficiente: un horno de última generación, una placa moderna y amplias zonas de almacenamiento.










