

La astronomía lleva décadas explorando los límites de lo posible. Cada avance tecnológico permite observar fenómenos que transforman lo que sabíamos sobre la formación de planetas y estrellas.
Ahora, un grupo de investigadores ha detectado un cuerpo celeste que rompe con todas las expectativas: un planeta errante que no solo flota libre en el espacio, sino que además sigue creciendo a un ritmo nunca visto.
El hallazgo, liderado por el español Víctor Almendros-Abad, ha sido confirmado por el Observatorio Europeo Austral (ESO). El objeto, identificado como Cha 1107-7626, se encuentra a 620 años luz de la Tierra, en la constelación del Camaleón, y está acumulando 6.000 millones de toneladas de gas y polvo por segundo).

El planeta errante que desafía lo conocido
Cha 1107-7626 es un planeta con una masa estimada entre cinco y diez veces la de Júpiter, lo que lo convierte en un objeto de dimensiones extraordinarias. La diferencia con otros cuerpos planetarios es que este deambula en soledad por el espacio interestelar.
Según Almendros-Abad, "la gente puede pensar en los planetas como mundos tranquilos y estables, pero con este descubrimiento vemos que los objetos de masa planetaria que flotan libremente en el espacio pueden ser lugares emocionantes". Sus investigaciones señalan que la velocidad de crecimiento del planeta no es constante. Solo en agosto llegó a acumular masa ocho veces más rápido que en periodos anteriores.
Un evento registrado por primera vez
El fenómeno observado corresponde a la acreción, es decir, el proceso por el cual un cuerpo celeste gana masa al atraer gas y polvo de su entorno. En este caso, se trata del episodio de acreción más grande jamás registrado en un planeta errante, lo que convierte a Cha 1107-7626 en un laboratorio natural para entender cómo se forman y evolucionan los mundos.
El equipo utilizó el telescopio VLT del ESO y otros instrumentos para analizar su comportamiento. Con sorpresa, detectaron que la actividad magnética podría estar influyendo en el proceso, algo que hasta ahora solo se había observado en estrellas. "La idea de que un objeto planetario pueda comportarse como una estrella es impresionante", señaló la astrónoma española Amelia Bayo, coautora del estudio.

Qué nos dice este hallazgo sobre el universo
El descubrimiento plantea preguntas fundamentales sobre el origen y la evolución de los planetas. Si un objeto de masa planetaria puede acrecer como una estrella, ¿qué otros mecanismos desconocidos están activos en el cosmos? Para Almendros-Abad, este hallazgo es un punto de inflexión: "Se trata de la mayor tasa de crecimiento jamás registrada para un planeta errante", subrayó.
Más allá de lo técnico, la importancia de este hallazgo radica en que nos obliga a repensar la línea que separa planetas y estrellas. Como concluye Bayo, "esto invita a preguntarnos cómo podrían ser los mundos más allá del nuestro durante sus etapas iniciales".
Con cada nueva observación, el universo se revela como un lugar más complejo y fascinante, y este planeta errante en crecimiento se convierte en un recordatorio de que la frontera entre lo posible y lo inesperado sigue expandiéndose.















