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La arqueología de la Península Ibérica acaba de sumar un caso insólito. Bajo los sedimentos sellados de la Cueva del Ángel (Lucena, Córdoba) un equipo interdisciplinar ha identificado cristales de whitlockita, un mineral tan raro que solo se había descrito antes en contados yacimientos -como Denisova (Siberia) o Sibudu (Sudáfrica)- siempre asociados a guano de murciélago.

Esta vez, sin embargo, no hay rastro de guano: la presencia del fósfato se debe por completo a la acción humana.

El hallazgo revela que los neandertales quemaron cantidades masivas de huesos para obtener energía, iluminarse y mantener la cueva limpia. "Es como abrir una ventana al pasado, justo en el momento en el que moraban la cavidad los neandertales", subraya la geoarqueóloga María Guadalupe Monge, coautora del estudio.

La combinación de fuego intenso, calcio procedente de los huesos y magnesio liberado por las dolomías del entorno desencadenó la cristalización del mineral.

La excepcional conservación del yacimiento -sellado cuando el techo se derrumbó- ofrece una fotografía estática de aquel campamento paleolítico, con hogares gigantes, herramientas líticas quemadas y un 90% de los restos de fauna calcinados. Un laboratorio natural que obliga a repensar la química de las cuevas y la gestión del fuego en época neandertal.

Hallazgo científico | Un fósfato único revela cómo vivían y cazaban los neandertales cordobeses: "Es como abrir una ventana al pasado". Fuente: Archivo
Hallazgo científico | Un fósfato único revela cómo vivían y cazaban los neandertales cordobeses: "Es como abrir una ventana al pasado". Fuente: Archivo

Whitlockita: el mineral raro que delata la actividad neandertal

La whitlockita es un fosfato anhidro de calcio y magnesio que cristaliza en sistema trigonal y suele aparecer en pegmatitas graníticas, meteoritos o en cuevas ricas en guano, donde las excreciones de murciélago aportan fósforo y ácidos necesarios para la reacción química. Fuera de esos contextos, su presencia es excepcional.

Hasta ahora solo tres yacimientos arqueológicos habían arrojado whitlockita asociada a poblaciones humanas, todos ellos con espesos depósitos de guano: Denisova (Rusia), Carpenter's Gap (Australia) y Sibudu (Sudáfrica). El caso cordobés rompe la regla y demuestra que el fósfato puede formarse también por procesos antrópicos ligados a la combustión de huesos.

Los investigadores midieron microcristales romboédricos de menos de 10 µm incrustados en sedimentos y dentro de restos óseos. Difracción de rayos X y microscopía electrónica confirmaron la firma química del mineral. "La whitlockita aparece allí donde hubo fuego sostenido y abundancia de magnesio; su mera presencia señala hogares intensos", concluye el artículo técnico publicado en la revista Macla.

Fuego, huesos y tecnología: cómo los neandertales de Lucena producían whitlockita

El 90% de los restos faunísticos hallados en la cueva -caballos, bóvidos y cérvidos- están quemados. Eso implica la quema deliberada de huesos como fuente de grasa y calor, una práctica descrita en otros enclaves del Paleolítico Medio.

"Los huesos ardieron a temperaturas de entre 450 °C y 800 °C, rango suficiente para descomponer la hidroxiapatita ósea y generar whitlockita", explica Monge.

El proceso requirió hogueras de gran tamaño. De hecho, el equipo ha documentado una estructura de combustión de varios metros, poco frecuente en yacimientos neandertales, más habituados a pequeños hogares dispersos.

Este gran fogón habría funcionado como incinerador de desperdicios y como foco central de la vida social, iluminando la cueva y ahuyentando depredadores.

La actividad térmica dejó otro rastro: un tercio de las lascas de sílex muestran fracturas y vitrificaciones causadas por el calor. El conjunto lítico no es Levallois, sino un Achelense final, caracterizado por grandes herramientas de cuarcita y sílex que los habitantes reafilaban junto al fuego antes de descartar.

Un yacimiento único sin guano: implicaciones para la arqueología

Que la whitlockita se forme sin guano obliga a reinterpretar hallazgos similares. Hasta ahora, la presencia del mineral se usaba como indicador automático de colonias de murciélagos; el caso de Lucena demuestra que puede ser un marcador de fuegos prehistóricos intensos.

"Este nuevo caso cambia radicalmente la forma en que se interpreta la aparición de este mineral en contextos prehistóricos", reza el informe de la Universidad de Sevilla.

El derrumbe del techo selló los estratos con una fina costra mineral, aislándolos de filtraciones. Esa suerte geológica ha preservado tanto la whitlockita como la distribución original de hogares y desechos, un privilegio para la micromorfología.

Gracias a esa conservación, los autores proponen usar la whitlockita como indicador geoquímico de actividad doméstica neandertal en otros enclaves, siempre que se descarte la presencia de guano. El hallazgo añade, por tanto, una nueva herramienta a la "caja" de la arqueometría.

¿Qué nos dice la whitlockita sobre el modo de vida neandertal?

El contenido faunístico indica que los grupos que ocuparon la Cueva del Ángel eran cazadores especializados en grandes herbívoros. Tras despiezar a los animales, fracturaban los huesos para extraer médula y los arrojaban al fuego. Esa combinación de dieta hiperproteica y reciclaje energético sugiere estrategias bien planificadas para sobrevivir a inviernos fríos.

La potencia del hogar central revela organización social: hacía falta aportar combustible, mantener el fuego y procesar las presas de forma coordinada. Además, la combustión continuada habría ahuyentado insectos y depredadores, creando un microambiente más seguro.

Lejos de la imagen de seres toscos, estos neandertales dominaron la química básica de su entorno. Transformaron hueso y roca en fosfatos, modificaron el suelo y dejaron una firma mineral que pervive 100.000 años después. La whitlockita se convierte así en la tarjeta de visita de su ingenio tecnológico.

Próximos pasos: protección y nuevas excavaciones en la Cueva del Ángel

El yacimiento permanece cerrado a nuevas campañas hasta que el Ayuntamiento de Lucena renueve la cubierta de protección, un proyecto que debería reactivarse en 2025 según la Concejalía de Patrimonio.

Cuando las excavaciones se reanuden, los investigadores planean extraer muestras controladas para datar las capas quemadas mediante termoluminiscencia y uranio-torio, lo que permitirá fijar la cronología exacta de las fogatas. También se analizarán isótopos de nitrógeno y carbono en los huesos calcinados para reconstruir la dieta con mayor precisión.

La Junta de Andalucía y la Universidad de Córdoba estudian además habilitar un centro de interpretación junto a la cueva, con pasarelas elevadas que permitan al público contemplar in situ la facies quemada y los cristales de whitlockita. El objetivo es proteger un yacimiento que, como resume Monge, "nos regala una fotografía intacta de la vida neandertal y de su sorprendente dominio del fuego".

Hallazgo científico | Un fósfato único revela cómo vivían y cazaban los neandertales cordobeses: "Es como abrir una ventana al pasado". Fuente: Archivo
Hallazgo científico | Un fósfato único revela cómo vivían y cazaban los neandertales cordobeses: "Es como abrir una ventana al pasado". Fuente: Archivo