

En la actualidad, los dispositivos inteligentes como Alexa se han convertido en esenciales para muchas familias. Sin embargo, un estudio reciente realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha dejado claro que mantener este pequeño asistente siempre encendido tiene un coste económico que muchos desconocen.
Aunque Alexa se presenta como un aparato eficiente en términos de consumo energético, la OCU advierte que su funcionamiento continuo puede generar un gasto significativo a lo largo del año. Con la subida constante de los precios de la electricidad, esta alerta cobra especial relevancia, ya que podría impactar directamente en el bolsillo de los usuarios.

El consumo real de Alexa: un gasto oculto
Según el análisis de la OCU, Alexa, el popular asistente virtual de Amazon, no es tan eficiente en cuanto a energía como muchos podrían pensar. Aunque la mayoría de los usuarios creen que su consumo es mínimo, el dispositivo en modo reposo sigue gastando electricidad.
De hecho, la OCU estima que Alexa puede consumir hasta 26 kWh al año, lo que lo sitúa entre los aparatos más consumidores en los hogares, solo por debajo de la caldera de gas.
El coste de tener este pequeño dispositivo siempre encendido
Este consumo energético constante puede traducirse en un gasto adicional de aproximadamente 24 euros al año en la factura de electricidad. Aunque no parece mucho, la OCU resalta que este coste puede ser significativo si se suman los demás electrodomésticos de la casa, especialmente en épocas de mayor consumo, como durante el verano.
Además, este gasto se ve incrementado por las continuas subidas de las tarifas eléctricas, que afectan a las familias españolas. En este contexto, mantener dispositivos como Alexa en funcionamiento permanente puede agravar la ya alta factura de la luz.
La OCU subraya la importancia de tener en cuenta estos "gastos invisibles" y sugiere que los usuarios deberían ser conscientes del impacto económico de estos dispositivos.

Consejos de la OCU para reducir el gasto eléctrico de Alexa
Para mitigar el impacto económico de mantener a Alexa siempre encendida, la OCU ha proporcionado varias recomendaciones que pueden ayudar a reducir su consumo eléctrico.
Apagar el dispositivo cuando no se esté utilizando: aunque Alexa es útil y está siempre dispuesta a responder, apagarlo durante la noche o cuando no hay nadie en casa puede ayudar a reducir el gasto energético.
Desactivar funciones innecesarias: muchos usuarios utilizan funciones adicionales que, en realidad, no aportan demasiado a la funcionalidad del dispositivo. Desactivar características como el brillo de los anillos de luz o las notificaciones innecesarias puede reducir el consumo de energía.
Configurar Alexa para un consumo eficiente: ajustar la configuración del dispositivo para que consuma lo menos posible es una de las maneras más efectivas de evitar un aumento en la factura eléctrica.












