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El pasado 10 de abril, un helicóptero turístico se precipitó sobre el río Hudson, cobrando la vida de seis personas: el ejecutivo de Siemens Agustín Escobar, su esposa Mercè Camprubí Montal, sus tres hijos pequeños y el piloto Sean Johnson.

La familia, originaria de Barcelona, había llegado a Nueva York para celebrar el cumpleaños de uno de los niños. Lo que debía ser una experiencia inolvidable terminó en una tragedia que ha conmocionado a ambos lados del Atlántico.

El helicóptero, un Bell 206L-4 LongRanger IV operado por New York Helicopter Tours, se encontraba en su octavo vuelo del día cuando, según testigos, perdió sus palas del rotor principal en pleno vuelo, lo que provocó su caída en picado en aguas del Hudson, cerca de Jersey City.

La aeronave no contaba con grabadoras de vuelo ni cámaras a bordo, lo que complica la investigación en curso liderada por la NTSB y la FAA.

El fallo mecánico que apunta a la "tuerca de Jesús"

Las primeras hipótesis apuntan a un fallo catastrófico en la llamada "tuerca de Jesús" ("Jesus nut" en inglés), una pieza crítica que sujeta el rotor principal al mástil del helicóptero. Su desprendimiento en pleno vuelo suele ser fatal, como parece haber ocurrido en este caso.

El helicóptero había pasado su última inspección importante el 1 de marzo, pero no estaba equipado con sistemas de grabación que permitan reconstruir el accidente.

El piloto, Sean Johnson, era un veterano de la Marina de los EE. UU. con más de 800 horas de vuelo. Había publicado recientemente en redes sociales sobre su entusiasmo por volar en Nueva York. Su experiencia y formación no impidieron que el fallo mecánico acabara con su vida y la de sus pasajeros.

La operadora cierra tras el accidente

Tras el siniestro, la FAA ordenó el cierre inmediato de New York Helicopter Tours, la empresa responsable del vuelo. La compañía, que ya había enfrentado demandas por deudas y tenía antecedentes de accidentes, está ahora bajo revisión por parte de las autoridades federales.

El alcalde de Nueva York, Eric Adams, expresó sus condolencias a las familias afectadas, mientras que el senador Chuck Schumer pidió la revocación de la licencia de la empresa. El accidente ha reavivado el debate sobre la seguridad de los vuelos turísticos en áreas urbanas densamente pobladas.

Una tragedia que trasciende fronteras

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, calificó el accidente como una "tragedia inimaginable" y expresó su solidaridad con las familias de las víctimas. La familia Escobar-Camprubí era muy conocida en Barcelona, y su pérdida ha causado una profunda conmoción en la comunidad local.

Mientras las autoridades continúan investigando las causas del accidente, la tragedia pone en evidencia la necesidad de revisar y reforzar los protocolos de seguridad en los vuelos turísticos, especialmente en zonas urbanas con alta densidad de población.