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La capital española pondrá fin a la moratoria que permitía circular a los vehículos sin etiqueta ambiental. Desde el 1 de enero, quienes entren en la Zona de Bajas Emisiones se enfrentarán a sanciones inmediatas de 200 euros.

El Ayuntamiento de Madrid aplicará de forma definitiva la prohibición a los coches más contaminantes, que desde el próximo 1 de enero no podrán circular dentro de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE).

La medida, que afecta a más de 400.000 vehículos matriculados en la ciudad y a varios cientos de miles en el resto del país, pone fin a la prórroga que estuvo vigente durante todo 2025. Las sanciones serán automáticas y se aplicarán desde el primer día mediante el sistema de cámaras distribuidas por la capital.

Los coches con etiqueta A, que engloba a los gasolina matriculados antes del año 2000 y los diésel anteriores a 2006, quedan definitivamente fuera de circulación en la capital.

¿Qué coches quedarán fuera de circulación en Madrid?

La prohibición afecta de lleno a los vehículos más antiguos del parque automotor. Según las normativas de la Dirección General de Tráfico, los coches sin etiqueta ambiental son considerados los más contaminantes, al no cumplir los estándares europeos de emisiones.

A partir del 31 de diciembre, estos automóviles ya no tendrán permitido acceder ni circular por la ZBE, lo que supone un duro golpe para miles de familias que aún dependen de ellos para su movilidad cotidiana.

Las autoridades municipales recuerdan que los infractores recibirán una multa de 200 euros desde el primer día, sin periodo de adaptación. El sistema de cámaras de vigilancia ya está preparado para detectar las matrículas de los vehículos prohibidos y emitir las sanciones de forma automática.

Con ello, el consistorio busca acelerar la renovación del parque automotor y reducir los niveles de contaminación en la capital, que en varias ocasiones han superado los límites recomendados por la Unión Europea.

¿Qué alternativas tendrán los conductores afectados?

Con la entrada en vigor de esta medida, los propietarios de coches sin etiqueta deberán buscar opciones urgentes para moverse por la ciudad.

Entre ellas se encuentran la adquisición de vehículos con etiquetas C, ECO o CERO, el uso del transporte público o los servicios de movilidad compartida.

Sin embargo, el cambio no resulta sencillo: los precios de los vehículos más modernos, la falta de ayudas directas suficientes y la complejidad de renovar el coche en pocos meses representan un desafío económico y logístico para los afectados.

El Ayuntamiento insiste en que esta medida es clave dentro de los compromisos de sostenibilidad y salud pública. Sin embargo, asociaciones vecinales y plataformas de conductores advierten que muchas familias no podrán costear una sustitución inmediata de sus automóviles. El debate, por tanto, se centra en el delicado equilibrio entre la urgencia medioambiental y el impacto social y económico que supondrá esta prohibición.