

La tensión geopolítica tiende puentes invisibles entre continentes. En ese contexto, conviene prestar atención a las innovaciones militares tanto como a los tratados de paz.
El presidente Vladimir Putin anunció recientemente que Rusia ha llevado a cabo una prueba exitosa de su dron submarino de propulsión nuclear Poseidon, lanzado desde un sumergible y dotado de capacidad nuclear: "no es interceptable", aseguró el líder ruso.
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Qué se sabe de este submarino nuclear
Según la agencia Associated Press, la versión Kanyon-2M39 del Poseidon fue lanzada desde un submarino portador y activó por primera vez su unidad de propulsión nuclear. Putin detalló que el reactor que impulsa el sistema es "100 veces más pequeño que los que usan los submarinos" y que su carga supera en potencia a los misiles intercontinentales Sarmat.

Se estima que el Poseidon, con una velocidad que podría rondar los 200 km/h y una autonomía prácticamente ilimitada, puede desplazarse por grandes distancias submarinas antes de atacar objetivos costeros, generando una onda radioactiva devastadora.
Estos datos no provienen únicamente de Moscú: también organizaciones como Center for Countering Disinformation advierten que la propaganda rusa acompaña el anuncio, pero reconocen que se trata de un vector de disuasión real.
Por qué este dron submarino cambia el panorama estratégico
El hecho de que el Poseidon sea lanzado desde el submarino K-329 Belgorod -diseñado específicamente como portador del sistema- lo convierte en una pieza clave de la tríada nuclear rusa.
Este buque y el vehículo submarino ofrecen a Moscú una capacidad de ataque que puede sortear defensas tradicionales y alcanzar territorios costeros sin previo aviso. Según la investigadora Ina Holst-Pedersen Kvam, en declaraciones recogidas por The Barents Observer, "Poseidon es principalmente un arma psicológica".
Aunque el escenario de uso siga siendo hipotético, su mera existencia refuerza la estrategia de disuasión rusa frente a la OTAN.
Qué repercusiones tiene para la seguridad global
Este anuncio llega en un momento en que Rusia ya ha probado otros sistemas nucleares como el misil de crucero Burevestnik, y busca compensar su desventaja frente a los sistemas de defensa antimisiles occidentales.

El mensaje de Rusia al mundo es claro: si el dron submarino se vuelve operativo, los escenarios de conflicto podrían expandirse al dominio marítimo profundo.
Esta arma oculta en el mar puede condicionar decisivamente negociaciones, tratados y estrategias de defensa. La realidad del Poseidón aporta un nuevo capítulo al debate sobre la carrera armamentística y la estabilidad internacional.













