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España exige cumplir condiciones estrictas para acceder a una jubilación contributiva. Quienes acumulen cotizaciones insuficientes o descuiden ciertos plazos pueden perder ese derecho, incluso aunque hayan trabajado muchos años.

Según lo establecido por ley, es obligatorio haber cotizado al menos 15 años para tener derecho a pensión de jubilación, y además que al menos 2 de esos años deben estar comprendidos en los 15 años previos a la solicitud.

Sin embargo, aportar al sistema de pensiones no es garantía de que el beneficio se reciba. De hecho, existen motivos por los cuales una persona puede perder el derecho a percibirlo.

Quiénes corren el riesgo de perder el derecho a jubilarse

No basta con acumular muchos años cotizados. Quienes no reúnan la "carencia específica" pueden quedarse sin pensión contributiva. Esta carencia específica exige que un mínimo de 2 años de cotización esté dentro de los últimos 15 años antes de la jubilación.

Por ejemplo, alguien que dejó de trabajar (y cotizar) hace más de 15 años y ahora pretende jubilarse, aunque registrara 20 años de cotizaciones en total, no cumpliría ese requisito y se le podría denegar la pensión.

Otra categoría en riesgo son los trabajadores que nunca alcanzaron el mínimo de 15 años de cotización. En esos casos, directamente no tienen derecho a pensión contributiva y solo podrían aspirar a una pensión no contributiva, si cumplen otros requisitos de renta, residencia y edad.

La ley que define quién tiene derecho a la jubilación

El acceso a la pensión contributiva de jubilación en España está regulado por el Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social (LGSS), aprobado por el Real Decreto Legislativo 8/2015, de 30 de octubre.

En su artículo 205, la norma establece tres requisitos esenciales:

  • Haber cumplido la edad ordinaria de jubilación.

  • Acreditar un período mínimo de 15 años cotizados (carencia genérica).

  • Haber trabajado y cotizado al menos 2 años dentro de los 15 inmediatamente anteriores a la jubilación (carencia específica).

Quienes no cumplan con estas condiciones no tendrán derecho a pensión contributiva.

La LGSS contempla como alternativa la pensión no contributiva de jubilación, regulada en los artículos 369 a 372. Esta prestación se concede a personas mayores de 65 años en situación de necesidad que carecen de recursos suficientes y que no han alcanzado el mínimo de cotización exigido.

Cambios recientes que agravan el problema

Las reformas de las pensiones han añadido nuevas dificultades para quienes se acercan al final de su vida laboral. A partir de 2025, la edad ordinaria de jubilación ya no será la misma para todos. Quienes no alcancen los 38 años y 3 meses de cotización deberán esperar hasta los 66 años y 8 meses, mientras que quienes sí acrediten ese tiempo podrán retirarse a los 65.

Esta diferencia, que puede parecer pequeña, resulta determinante para muchos trabajadores con trayectorias laborales irregulares o con largos periodos sin cotizar.

La jubilación anticipada también se endurece. Para poder acceder de forma voluntaria, en 2025 se exigirán edades mínimas de 64 años y 8 meses o 63 años, según el historial de cotización acumulado.

Al mismo tiempo, las condiciones para compatibilizar trabajo y pensión han cambiado. Desde abril de este año se han eliminado algunos de los requisitos previos, lo que abre la puerta a la llamada jubilación activa, una fórmula que permite seguir trabajando mientras se percibe la pensión.

En conjunto, estas modificaciones aumentan la presión sobre quienes no tienen carreras continuas, elevando las exigencias y reduciendo el margen de maniobra para alcanzar una jubilación completa.

Qué hacer para evitar perder el derecho

Para garantizar el acceso a la jubilación contributiva, es recomendable:

  • Cotizar al menos 15 años y asegurarse de que al menos 2 de esos años estén entre los 15 años anteriores a la jubilación.

  • Revisar la vida laboral periódicamente. Cualquier laguna prolongada puede dejarte fuera del margen exigido.

  • Si se ha dejado de cotizar muchos años, valorar cotizaciones voluntarias o convenios especiales con la Seguridad Social para cubrir las brechas.

  • Si se ha denegado la pensión, solicitar una revisión de caso argumentando que sí se cumplen otros requisitos.

El sistema de pensiones no perdona errores técnicos ni lapsos prolongados. Incluso personas con décadas de trabajo pueden perder el derecho si no cumplen los plazos exactos que exige la ley. Informarse con tiempo, mirar el historial y actuar antes de que sea tarde es fundamental.