

Las pausas en la jornada laboral podrían dejar de ser lo que eran. Una nueva normativa del Gobierno de España plantea cambios en el registro del tiempo de trabajo, lo que podría afectar hábitos tan cotidianos como el descanso para tomar un café o realizar una llamada personal. Con esta medida, cualquier interrupción en la jornada deberá ser registrada y podría suponer una compensación posterior en el horario laboral.
Este cambio se enmarca dentro de una reforma más amplia que busca reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales sin que ello repercuta en el salario de los trabajadores. Sin embargo, el endurecimiento del control horario y la obligatoriedad de fichar cada pausa han generado un gran debate entre sindicatos y empresarios.
La actividad que dejarán de hacer los trabajadores: adiós a tomar café en la jornada laboral
Una de las medidas estrella de esta reforma en la jornada laboral es la implantación de un sistema de control del horario digital que garantice un registro detallado de las horas trabajadas. Según lo anunciado por el Gobierno, este nuevo sistema busca permitir a la Inspección de Trabajo y a la Seguridad Social supervisar en tiempo real la actividad laboral de los empleados, asegurando que se cumple con la nueva jornada reducida.

Los trabajadores deberán fichar de forma personal al inicio y al final de la jornada, pero también tendrán que registrar cualquier interrupción que realicen durante el día. Esto significa que, si un empleado decide hacer una pausa para tomar un café o salir a fumar, la empresa podría exigirle que fiche, dejando constancia de ese tiempo fuera de su puesto de trabajo.
Este sistema, según el Ministerio de Trabajo, tiene el objetivo de mejorar la transparencia y evitar abusos por parte de las empresas. Sin embargo, también plantea dudas sobre la flexibilidad de los trabajadores y la carga administrativa que supondrá para las empresas implementar este control tan exhaustivo.
Adiós café en la jornada laboral: habrá multas de hasta 10.000 euros por incumplimiento
El incumplimiento de estas nuevas normativas no será tomado a la ligera. Las empresas que no cumplan con las obligaciones en materia de registro de jornada podrán enfrentarse a sanciones que van desde los 1000 hasta los 10.000 euros por cada trabajador afectado.

Esto supone un endurecimiento de las multas, ya que anteriormente la penalización se aplicaba a nivel empresarial, mientras que ahora se calculará de forma individual para cada empleado.
Además, si la falta de registro de la jornada supone un riesgo para la salud o la seguridad del trabajador, las multas podrían elevarse a cantidades mucho mayores. En casos graves, las sanciones podrían oscilar entre los 2451 y los 49.189 euros.
En situaciones extremas, cuando se demuestre que la falta de control horario ha llevado a daños permanentes o incluso a la pérdida de la vida del trabajador, las multas podrían alcanzar cifras superiores a los 900.000 euros.











