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Un equipo arqueológico de Perú confirmó la existencia de una red de túneles subterráneos debajo de la ciudad de Cuzco. Se trata del laberinto inca llamado chincana en quechua, que tiene una longitud de casi dos kilómetros y conecta dos míticos espacios de la región.

Pese a que ya se tenía conocimiento de estos pasadizos desde los siglos XVI y XVII, gracias a documentos históricos de algunos cronistas como Anello de Oliva y un jesuita anónimo, que dieron fe de su existencia.

¿De qué se trata la red de túneles secreta de Machu Picchu?

Según IFL Science, estos túneles subterráneos se componen de una rama principal y tres más pequeñas que se extienden hacia una zona de Muyucmarca, un lugar denominado Callispuquio y detrás de la iglesia de San Cristóbal en Macchu Pichu.

Uno de los valores más importantes de este espacio es que conecta el Templo del Sol (Coricancha) con la fortaleza de Sacsayhuamán, al norte de la ciudad. Este avance da cuenta del gran conocimiento de los incas sobre arquitectura y urbanismo.

Un grupo de arqueólogos encontró nuevos pasadizos incas que escoden un secreto de la nobleza.
Un grupo de arqueólogos encontró nuevos pasadizos incas que escoden un secreto de la nobleza.

¿Cómo fue la investigación que dio con el hallazgo?

Para dar con la ubicación de la chincana, los arqueólogos estudiaron los textos históricos. Uno de los escritos, que databa 1594 y fue desarrollado por un monje jesuita, describía un pasadizo que "venía de lo alto por lo bajo del cerro y pueblo o parroquia de San Cristóbal".

El documento detallaba que el túnel principal pasaba por debajo de las casas del obispo, detrás de la catedral de Cuzco. Para validar lo narrado en esos textos, el equipo implementó distintas técnicas sofisticadas.

Mediante prospección acústica identificaron las zonas huecas antes de sondear el terreno. Después usaron un radar de penetración terrestre para mapear con precisión la zona y tener así una idea mucho más certera de la estructura del laberinto.

La enorme red de túneles tiene un ancho de entre 1 y 2.60 metros, así como una altura promedio de 160 centímetros. Además, la Asociación de Arqueología de Perú contó en redes sociales que, para construir los pasadizos, los incas cavaban zanjas y luego las sostenían con muros de piedra y techos de vigas talladas. La chincana es un ejemplo de la ingeniería Inca y de su notable planificación estratégica.

Los próximos avances en la red secreta

Una vez mapeado el laberinto que conecta Coricancha con Sacsayhuamán, el siguiente paso será acceder físicamente a los túneles y tratar de averiguar el uso que los incas hacían de estos caminos.

"Ahora tenemos que excavar en puntos clave para poder entrar en la chincana", contó a IFL una de las cabezas del proyecto, la arqueóloga Science Mildred Fernández.

La chincana debajo del Templo del Sol no es la única que se descubrió. En la actualidad, ya se hallaron al menos otras cuatro redes de túneles cuyos fines aún permanecen en misterio.

Los túneles ocultos en Machu Picchu servían para que se movieran los miembros de la realeza incaica.
Los túneles ocultos en Machu Picchu servían para que se movieran los miembros de la realeza incaica.

Algunos investigadores especializados, como Jorge Calero Flores, otro de los líderes del proyecto, consideran que estos pasadizos se usaban para que los nobles, como el Inca, pudieran moverse a discreción por la ciudad.

Este descubrimiento no solo es un logro arqueológico. El Congreso de la República señaló que la chincana de Coricancha representa la herencia cultural peruana y valoró la importancia de este avance científico.

El proyecto contó con el respaldo de organizaciones como la Asociación de Comunidades Indígenas del Parque Arqueológico de Sacsayhuamán.