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Incorporar frutas y verduras a la alimentación diaria es esencial para mantener una buena salud, pero tan importante como consumirlas es manipularlas correctamente para evitar contaminaciones.
Desde su cultivo hasta que llegan a la mesa, estos alimentos pueden estar expuestos a diversos agentes contaminantes. Por eso, seguir buenas prácticas de higiene y conservación es fundamental para garantizar la seguridad alimentaria en el hogar.
¿Por qué es importante lavar frutas y verduras?
El suelo, el agua de riego, el polvo, los insectos y hasta el contacto con animales pueden dejar restos de microorganismos patógenos o productos químicos en frutas y verduras.
Si no se limpian correctamente, estos elementos pueden terminar en el organismo al consumir el alimento, especialmente cuando se lo come crudo.
Por esta razón, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) enfatiza la importancia de lavar frutas y verduras bajo el grifo, con la piel intacta, incluso si luego van a pelarse. Este paso evita que cualquier suciedad superficial se transfiera al interior del alimento al cortarlo o pelarlo.
¿Cómo lavar frutas y verduras correctamente?
La AESAN recomienda seguir los siguientes pasos para una limpieza efectiva:
Lavar con agua potable, directamente bajo el grifo.
No pelar ni cortar antes de lavar, ya que la contaminación puede penetrar el alimento.
En el caso de vegetales con cáscaras duras (como sandía, melón, pepino o zapallo), utilizar un cepillo específico para limpiar la superficie.
Secar con papel de cocina o un paño limpio y seco, lo que reduce la humedad que favorece el crecimiento de bacterias.
Lavar las hierbas frescas, como el perejil, albahaca o cilantro, antes de su uso.

¿Es necesario usar productos químicos?
Algunas personas optan por utilizar lejía alimentaria como refuerzo en la limpieza. Si bien puede ser útil, la AESAN aclara que solo debe emplearse lejía apta para alimentos, leyendo atentamente la etiqueta y respetando las dosis indicadas para evitar efectos adversos.
Conservación: dónde y cómo guardar frutas y verduras
Una vez limpias, la mayoría de las frutas y verduras deben conservarse en el refrigerador, separadas de alimentos cocidos o crudos, para evitar la contaminación cruzada.
El lugar ideal es el cajón del frigorífico, donde la temperatura es menos fría y se conservan mejor los vegetales frescos.
No obstante, algunas frutas y verduras pueden mantenerse a temperatura ambiente por un tiempo limitado, como los cítricos, las papas o las cebollas. También es clave respetar las indicaciones del envase en el caso de productos envasados, congelados o listos para consumir, como las bolsas de ensaladas lavadas.
Higiene y manipulación en la cocina
Además de lavar correctamente los alimentos, es fundamental:
Lavarse bien las manos antes y después de manipular frutas y verduras.
Asegurar que utensilios, tablas y superficies de trabajo estén limpios y secos.
Desechar las partes dañadas de frutas y verduras antes de consumirlas.
Si se detecta moho o hongos, descartar la pieza completa.
Conclusión: hábitos simples para una alimentación segura
Una correcta higiene y conservación de frutas y verduras es clave para aprovechar todos sus beneficios nutricionales sin correr riesgos para la salud.
Desde el lavado bajo el grifo hasta su adecuada conservación en la heladera o al aire libre, seguir estas recomendaciones permite mantener una dieta saludable, libre de contaminantes y rica en nutrientes.













