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La Ciudad de México enfrenta un riesgo creciente que amenaza la seguridad de millones de habitantes: el hundimiento del suelo avanza a un ritmo alarmante y genera grietas, desniveles e inundaciones que comprometen la infraestructura urbana.

Especialistas señalan que la combinación de suelos lacustres, volcánicos y la sobreexplotación de mantos freáticos convirtieron a la capital en un territorio vulnerable, donde zonas enteras podrían dividirse por fallas y fracturas superficiales.

¿Qué áreas de la CDMX están más afectadas por el hundimiento?

Las alcaldías más impactadas incluyen Iztapalapa, con hundimientos de hasta 39 cm por año; Nezahualcóyotl, con 38 cm; y Gustavo A. Madero, con 32 cm anuales. Zonas críticas identificadas por estudios recientes abarcan las faldas de la Sierra de Santa Catarina en Tláhuac e Iztapalapa, el Peñón del Marqués y el Peñón de los Baños, así como la sierra de Chichinautzin en el Ajusco, desde Tlalpan hasta Xochimilco y Tláhuac.

Estas áreas concentran un alto riesgo para más de 1.5 millones de personas y más de 450,000 propiedades, muchas de ellas susceptibles a hundimientos y fracturas que pueden derivar en socavones y daños estructurales importantes.

Subsidencia: el fenómeno que acelera el hundimiento de la capital

La subsidencia es el hundimiento progresivo del terreno, provocado principalmente por la extracción excesiva de agua subterránea. En la Ciudad de México, este fenómeno genera desniveles, grietas y daños en calles, viviendas y servicios básicos, afectando la vida diaria de millones de personas.

Las tuberías se rompen, las calles se deforman y los edificios más antiguos presentan fisuras, mientras que las zonas hundidas se vuelven más propensas a inundaciones durante lluvias intensas.

Aunque existen programas para recargar acuíferos y regular pozos, expertos advierten que solo mediante una combinación de reducción del consumo de agua, planeación urbana y mejoras en infraestructura se podrá frenar el avance de la subsidencia y proteger la ciudad.

Cómo el hundimiento provoca inundaciones y grietas en la ciudad

El desplazamiento del terreno altera la pendiente natural del suelo, formando depresiones que se llenan de agua durante la temporada de lluvias. Esta dinámica explica los anegamientos recurrentes en alcaldías como Venustiano Carranza, Gustavo A. Madero, Iztapalapa y Tláhuac, así como en municipios del Estado de México como Nezahualcóyotl y Ecatepec.

Además, los movimientos diferenciales entre suelos lacustres y volcánicos generan fracturas que no solo afectan calles y avenidas, sino también edificaciones históricas como la Catedral Metropolitana y el Palacio de Bellas Artes, poniendo en riesgo la integridad de construcciones emblemáticas.