

Una serie de explosiones solares ocurridas en mayo de 2024 generó la tormenta geomagnética más intensa en 20 años, lo que llevó a la NASA a modificar sus operaciones espaciales. La magnitud del evento fue tal que algunas misiones, como el satélite ICESat-2, entraron en "modo seguro" para evitar daños. Al día de hoy, este suceso continúa despertando interés y asombro.
Teresa Nieves Chinchilla, directora interina de la Oficina de Análisis de Meteorología Espacial de la NASA, ha dejado asentado que este fenómeno se estudiará por los próximos 5 años. Las eyecciones de masa coronal (EMC) viajaron a más de 4,8 millones de km/h y provocaron auroras visibles incluso en zonas tan inusuales como el sur de Estados Unidos o el norte de India.
"Las condiciones fueron las adecuadas para crear una tormenta verdaderamente histórica", llegó a indicar tiempo atrás Elizabeth MacDonald, científica espacial de la NASA.

Una tormenta solar de impacto global
La visibilidad alcanzó latitudes tan bajas que sorprendió incluso a los expertos. "La visibilidad de la aurora no es la medida perfecta, pero nos permite hacer comparaciones en el transcurso de los siglos", explicó la investigadora Delores Knipp.
La tormenta, que alcanzó una clasificación G5 -el nivel más alto posible en la escala de tormentas geomagnéticas-, ha sido comparada con las de 1958 y 2003. Según la NASA, esta podría ser una de las exhibiciones de auroras más intensas en cinco siglos.
¿Cuál fue el impacto de esta tormenta en la NASA?
Previniendo daños mayores, la agencia llegó a activar los protocolos de seguridad en varias misiones espaciales. "La región activa apenas está comenzando a aparecer en el campo de visión de Marte", había revelado Jamie Favors, del Programa de Meteorología Espacial de la NASA.
Para la agencia, esta tormenta ha marcado un antes y un después en cómo monitorear y proteger la exploración espacial. Algunas naves redujeron su actividad y la NASA recolectó miles de datos a través de ciencia ciudadana con fotos y reportes en Aurorasaurus.org. Esta información servirá para comprender mejor el impacto solar en la atmósfera terrestre, especialmente de cara a futuras misiones Artemis a la Luna y Marte.













