

Durante más de dos siglos, la retirada de Napoleón Bonaparte de Rusia en 1812 fue uno de los episodios más enigmáticos de la historia. La Grande Armée, que había entrado triunfante a Moscú con más de 600,000 soldados, salió reducida a una fracción de su tamaño original.
Los historiadores siempre atribuyeron esta debacle a las bajas temperaturas y a las tácticas de tierra arrasada del ejército zarista. Sin embargo, un reciente análisis de ADN realizado en restos humanos hallados en una fosa común reveló una verdad mucho más compleja y aterradora: no fue solo el frío.
Los investigadores descubrieron que las tropas francesasfueron víctimas de múltiples enfermedades infecciosas mortales que se propagaron con rapidez letal entre las filas hambrientas y exhaustas.

Las enfermedades que derrotaron al ejército más poderoso de Europa
El estudio científico determinó que los soldados de Napoleón padecieron diversas infecciones que, combinadas con el frío extremo, el hambre y el agotamiento, precipitaron la derrota ante los rusos en 1812. El análisis de ADN extraído de los restos óseos y dentales reveló la presencia de patógenos que causaron epidemias devastadoras dentro del ejército.
Entre las enfermedades identificadas se encontraban el tifus, transmitido por piojos que proliferaban en las condiciones insalubres de la campaña militar, y probablemente fiebre tifoidea, disentería y otras infecciones gastrointestinales.
Estas dolencias se propagaban con extrema facilidad entre soldados debilitados que compartían espacios reducidos, carecían de higiene básica y consumían agua y alimentos contaminados.
Lo más revelador del estudio es que demuestra cómo estas enfermedades actuaron en sinergia con las duras condiciones ambientales. El frío extremo debilitaba el sistema inmunológico de los soldados, haciéndolos más vulnerables a las infecciones. Al mismo tiempo, la falta de alimentos y el agotamiento por las marchas forzadas impedían que sus cuerpos combatieran eficazmente los patógenos. Esta combinación letal transformó lo que podría haber sido una retirada ordenada en una masacre sanitaria.
El descubrimiento arqueológico que cambió la historia
La fosa masiva analizada contiene restos de soldados que murieron durante la desastrosa campaña rusa. Los arqueólogos trabajaron meticulosamente para extraer material genético de huesos y dientes antiguos, superando el desafío de la degradación del ADN después de más de dos siglos bajo tierra.
Las técnicas modernas de secuenciación genética permitieron identificar no solo quiénes eran estos soldados y de dónde provenían, sino también qué microorganismos habitaban en sus cuerpos al momento de morir.
Este tipo de análisis representa un avance revolucionario en la arqueología forense y la paleopatología, permitiendo reconstruir con precisión sin precedentes las condiciones de salud de poblaciones históricas.

Por qué el "General Invierno" no actuó solo
La narrativa tradicional siempre glorificó el "General Invierno" como el gran aliado de Rusia, presentando el clima como el factor determinante en la derrota napoleónica. Si bien el frío siberiano ciertamente jugó un papel crucial, este nuevo estudio demuestra que la historia es mucho más compleja.
Las enfermedades infecciosas comenzaron a diezmar las tropas francesas incluso antes de que el verdadero invierno se instalara. Durante el avance hacia Moscú en el verano y otoño de 1812, las condiciones sanitarias ya eran deplorables. Los soldados bebían de fuentes de agua contaminadas, los cadáveres de hombres y animales quedaban sin sepultar, y las enfermedades se propagaban sin control médico efectivo.
Cuando finalmente llegó el invierno y comenzó la retirada, el ejército ya estaba gravemente debilitado por las epidemias. Los soldados enfermos eran incapaces de soportar las marchas forzadas bajo temperaturas extremas, y los que aún estaban sanos no podían cuidar adecuadamente de sus compañeros enfermos.















