

Una de las excavaciones arqueológicas más ambiciosas en la historia de la Iglesia del Santo Sepulcro ha revelado un descubrimiento sin precedentes que, según los expertos, refuerza elementos clave del Evangelio de Juan. El hallazgo parece confirmar la descripción bíblica de que el sitio de la crucifixión de Cristo albergaba un huerto con un sepulcro sin usar.
Los registros históricos indican que durante la construcción de la iglesia en la era del emperador Constantino, se descubrió una tumba que se consideró la de Jesucristo. Ahora, en el mismo lugar, bajo el edículo, es decir la pequeña capilla que resguarda la supuesta tumba, se ha desenterrado una base circular de mármol, cuya procedencia será objeto de análisis riguroso.
Pero el descubrimiento más notable radica en los vestigios de un antiguo jardín con vides y olivos, que los arqueólogos estiman datan de hace aproximadamente dos mil años. Este hallazgo se basa en la recuperación de polen y semillas, que proporcionan evidencia irrefutable del uso agrícola del lugar en la antigüedad.
Qué representa este hallazgo en la historia
Las excavaciones han sacado a la luz restos de cerámica, lámparas de aceite, metales, vidrios y muros que delimitaban los espacios de este primitivo huerto.

Estos elementos no solo ofrecen una visión más clara de la configuración del lugar en la época de Cristo, sino que también solidifican la conexión entre la narrativa bíblica y la evidencia arqueológica.
Este descubrimiento en el Santo Sepulcro se perfila como un hito significativo en la arqueología bíblica, ofreciendo una nueva perspectiva sobre uno de los lugares más sagrados de la cristiandad.














