

En medio del auge de la inteligencia artificial en la educación, la profesora Tina Grotzer, especialista en aprendizaje y cognición en la Universidad de Harvard, lanza una advertencia contundente: los niños que no aprenden a pensar críticamente mientras usan IA serán adultos menos capaces de razonar, resolver problemas y cuestionar información.
El error que muchos padres y maestros pasan por alto
Según Grotzer, el gran problema no es que los niños usen IA, sino que lo hagan sin cuestionarla. Es decir, reciben respuestas y las aceptan sin pensar. Este patrón puede atrofiar su capacidad de análisis y decisión.
"El pensamiento profundo se desarrolla cuando el niño se enfrenta a la ambigüedad, a la duda, al conflicto entre ideas", explica. Si la IA reemplaza eso por respuestas automáticas, se pierde una etapa clave del desarrollo cognitivo.
Lo que sí deberían hacer los niños (y los adultos también)
La solución no es prohibir la IA, sino enseñar a usarla como herramienta de exploración, no de dependencia. Grotzer recomienda fomentar preguntas como:
- ¿Por qué dice esto la IA?
- ¿Qué otras respuestas podría haber?
- ¿Cómo sé si esto es cierto?
Este tipo de pensamiento fortalece las habilidades que realmente definen la inteligencia en el siglo XXI.

Una generación que acepta sin cuestionar
Grotzer advierte que, si no se revierte esta tendencia, crecerá una generación que confía ciegamente en las respuestas automáticas y pierde la capacidad de análisis independiente.
El problema no se verá en la infancia, sino en la adultez: en decisiones mal informadas, falta de criterio y baja capacidad de adaptación en entornos complejos.
"El pensamiento crítico ya no es un lujo educativo. Es una necesidad urgente frente al avance de la inteligencia artificial", sentencia la experta.













