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El oro es uno de los metales más preciados en el mundo, su posesión es un sinónimo de poder y de riqueza, así lo ha demostrado la historia y así se mantiene en la actualidad. Hasta el momento, este metal precioso de daba de forma natural, "imposible" hacerse; sin embargo, el sueño que los alquimistas de medievales tuvieron en su época, hoy está mucho más cerca de convertirse en una realidad: la fabricación de oro puro en un laboratorio.

El mundo está lleno de inventos creados por accidente, algunos de ellos son muy icónicos, como la penicilina, lor Rayos X y hasta el horno microondas; la lista es indeterminada y ese no es el punto central de esta nota, pero sirve como introducción para este espectacular hallazgo donde un grupo de científicos suizos logran crear oro puro por accidente mientras intentaban recrear la explosión del Big Bang en un laboratorio.

Oro. Fuente: Shutterstock.
Oro. Fuente: Shutterstock.Fuente: ShutterstockShutterstock

Pero no se trató de un truco de magia ni de una simple ilusión óptica: se trató de una reacción real, física, atómica. Lo que parecía una fantasía medieval, finalmente se convirtió en un fenómeno observable en uno de los laboratorios más avanzados del mundo. El oro ya no es únicamente un tesoro enterrado bajo tierra, ahora también puede surgir del choque brutal de partículas invisibles.

Los responsables de este descubrimiento pertenecen al experimento ALICE, uno de los proyectos más ambiciosos del Gran Colisionador de Hadrones, ubicado en Suiza.

Allí, mientras hacían colisionar átomos de plomo a velocidades cercanas a la luz para estudiar las condiciones del universo justo después del Big Bang, ocurrió lo impensado: en medio del caos subatómico, aparecieron diminutas cantidades de oro.

Ilustración de oro creado. Fuente: Shutterstock .
Ilustración de oro creado. Fuente: Shutterstock .Fuente: ShutterstockShutterstock

¿Cómo se creó el oro a partir del plomo?

La diferencia entre un átomo de plomo y uno de oro está en el corazón mismo de la materia: el número de protones. El plomo tiene 82 y el oro 79. La teoría es simple: si se logran arrancar tres protones al plomo, se obtiene oro. Pero hacerlo no es nada sencillo.

Para lograrlo, los científicos provocaron choques entre núcleos de plomo a velocidades extremas. En ciertos casos, los núcleos no colisionan de frente, sino que pasan rozándose, generando un campo eléctrico tan poderoso que arranca protones. Si un núcleo pierde exactamente tres, se transforma en oro. Así de increíble y exacto.

Ilustración de protones de oro. Fuente: Grok AI.
Ilustración de protones de oro. Fuente: Grok AI.

¿Se puede ver el oro creado en el laboratorio?

No, al menos no directamente. Los científicos no están extrayendo pepitas brillantes de los tubos del colisionador. Lo que hacen es contar protones expulsados y calcular cuántos átomos de oro se formaron a partir de los datos que registran sus detectores.

Usan herramientas avanzadas llamadas calorímetros de grado cero para rastrear cada partícula perdida en el choque. Gracias a estos registros, se estima que durante el experimento se generaron cerca de 89 mil átomos de oro por segundo. Es decir, una cantidad ínfima, casi simbólica... pero real.

Ladrillos de oro. Fuente: Archivo.
Ladrillos de oro. Fuente: Archivo.

¿Esto significa que ahora se puede fabricar oro?

Técnicamente, sí. Científicamente, el proceso es viable. Económicamente, no. Para lograr esas diminutas cantidades de oro se necesita un gasto colosal de energía, equipamiento de última generación y un laboratorio como el del CERN, el más potente del planeta.

Y para colmo, esos átomos de oro no se pueden recolectar: ni bien se forman, los núcleos alterados salen de su trayectoria en el colisionador y se estrellan contra las paredes del tubo de vacío. Para los científicos, lejos de ser un tesoro, el oro es una molestia que interrumpe sus experimentos. Pero lo que antes fue magia, hoy es física.