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La reciente implementación de una nueva política por parte de Walmart en Estados Unidos ha generado un fuerte malestar entre sus clientes más vulnerables económicamente. Aunque esta medida solo se ha aplicado en territorio estadounidense, el debate sobre si llegará a México ya está sobre la mesa.

Walmart y su nueva "tarifa del carrito" en Estados Unidos

Desde hace unas semanas, Walmart comenzó a aplicar una tarifa adicional de 6.99 dólares en Estados Unidos a los pedidos realizados por usuarios del programa Walmart+ Assist cuando estos no alcanzan los 35 dólares de compra mínima. Esta membresía con descuento está diseñada para clientes que reciben asistencia del gobierno, como los beneficiarios de cupones de alimentos, tarjetas EBT o Medicaid.

De acuerdo con información de la agencia Reuters, la decisión de restablecer este cobro responde a un intento por equilibrar los gastos operativos, especialmente en un contexto en el que los consumidores con ingresos limitados han comenzado a moderar sus compras. Durante la pandemia de COVID-19, esta tarifa había sido eliminada temporalmente para apoyar a quienes más lo necesitaban, pero ahora vuelve a aplicarse.

El enojo no se hizo esperar. Decenas de usuarios expresaron en redes sociales su molestia al considerar injusto que se cobre un extra por acceder a un servicio que ya representa un ahorro en tiempo y logística.

¿Walmart podría llevar esta medida a México?

Hasta el momento, Walmart México no ha emitido ningún comunicado sobre si adoptará una medida similar en el país. No obstante, el caso estadounidense pone bajo la lupa las políticas de acceso a servicios especiales en los supermercados, particularmente para los sectores más sensibles como madres solteras, adultos mayores o familias con niños pequeños, que suelen hacer uso frecuente de los pedidos a domicilio.

En México, Walmart ha mantenido estrategias de bajo costo para sus clientes, pero la implementación de tarifas extra podría modificar esa percepción.

La introducción de una "tarifa del carrito" generaría un impacto directo en quienes dependen del supermercado como su principal proveedor de alimentos y artículos básicos. De aplicarse, sería un giro que podría tensar aún más la relación entre grandes cadenas comerciales y los consumidores mexicanos, especialmente en un contexto de inflación y ajustes económicos.