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El amor es un complejo y fundamental sentimiento humano que desde hace milenios es estudiado por diversas ciencias y corrientes de pensamiento. Entre ellas, el psicoanálisis, desarrollado por Sigmund Freud, ha aportado una mirada profunda y controvertida sobre este sentimiento.
El amor según Freud
El inventor del psicoanálisis, Freud, hace un desarrollo teórico sobre el amor y su relación con los demás objetos (que en este teoría representa todo lo que no es la persona en sí misma) en su texto "Narcisismo: una introducción" (de 1914). Para el teórico, el amor es el estado al que llega el sujeto cuando se siente igual a la otra persona, de quien se enamora.
En la infancia, todos tenemos un objeto idealizado, que puede ser un padre, un familiar o un personaje imaginario. Al enamorarnos, tendemos a proyectar este objeto idealizado en la persona amada.
Según esta hipótesis, al momento de amarse a otra persona, se comienza a elegir un ideal que nunca podrá tener. La persona enamorada, en realidad, estaría sustituyendo el objeto idealizado de la infancia por uno nuevo. Esto explicaría porque cuando amamos, la persona, inicialmente, parece no tener defectos, es perfecta.
Según el psicoanálisis, los individuos transfieren sus inversiones objetales de la infancia a las relaciones amorosas, que pasan a tener prioridad sobre las de la infancia (con, por ejemplo, los padres).

Características del amor según Freud
Humildad: El que ama, según Freud, se hace humilde. Renuncia a una parte de su narcisismo y se corre un poco de su yo para dejar lugar al otro. El amor implica una apertura hacia el otro y una disposición a ceder y compartir.
Vulnerabilidad: Amar nos hace vulnerables. Sentimos miedo e inseguridad por la posibilidad de perder el vínculo con la persona amada. Esta vulnerabilidad es inherente al amor y nos expone a la posibilidad de sufrir, pero también nos permite experimentar una profunda conexión y satisfacción.
Freud indica que el foco de la libido cambia a medida que el ser humano crece.
Idealización: Al principio de una relación, la persona amada parece perfecta, sin defectos. Esta idealización es un mecanismo psicológico que nos permite enamorarnos y construir un vínculo fuerte. Sin embargo, con el tiempo, la idealización se desvanece y podemos ver al otro con mayor realismo.













