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Algunos líderes empresariales, o que dicen representar a los empresarios, se mostraron muy dispuestos a acompañar a la presidenta Claudia Sheinbaum y a su secretario del Trabajo y Previsión Social, Marath Bolaños durante el anuncio del incremento en 13% al salario mínimo para 2026.
Sin embargo, a nivel del suelo, o de planta, si se quiere, la realidad es que, en general, el empresariado no confía en las políticas públicas actuales.
Así lo refleja la Encuesta de Expectativas Empresariales que el IPADE aplicó a casi 1,500 líderes de todo el país.
Algunas perlas de lo que opinan estos egresados de Programas de Alta Dirección:
- La perspectiva de inversión es de 35.2%, el nivel más bajo desde que se aplica la encuesta;
- La reforma al Poder Judicial es rechazada por 81% de los empresarios y es, de hecho, el mayor riesgo que enfrenta el país;
- Apenas 64% de los empresaios espera un crecimiento en ventas, una merma de 13% contra lo reportado en la encuesta a principios de año (77%);
- Y más de una tercera parte, 34% espera una baja en ventas, contra 23% a inicios de 2025.
Otros temas que se perciben como las principales preocupaciones del empresariado son: incertidumbre económica, incertidumbre jurídica, inseguridad e incertidumbre política.
El IPADE refiere que el empresariado mexicano atraviesa su semestre de mayor incertidumbre desde que se realiza la Encuesta de Expectativas Empresariales (2020).
Prepararse a los aumentos
Si bien los empresarios an apoyado en lo general el aumento de 13% al salario mínimo, muchos patrones deberán analizar el impacto en sus operaciones.
Sheinbaum ha dicho que el aumento salarial no debería tener un impacto inflacionario ni ejercer presiones al empleo formal, y que al contrario detonaría el consumo.
Ante ello, firmas especializadas en estrategia empresarial advierten que el sector productivo debe prepararse.
Es el caso de Jesús Moscoso, CEO de ESSAD, que afirma que los empresarios no pueden esperar a que las obligaciones entren en vigor para actuar.
“El aumento al salario mínimo no debe interpretarse como una carga inevitable, sino como una oportunidad estructural para revisar procesos, eliminar ineficiencias y modernizar la operación”, señaló.
Algunos puntos a tomar en cuenta a sugerencia de ESSAD:
- Ajustar el modelo de productividad provocaría que el incremento salarial se traduzca en mejoras de calidad y competitividad;
- Recalibrar costos y revisar cadenas de suministro para evitar problemas con proveedores con bajos márgenes o inclusive en la informalidad;
- Adaptarse rápidamente a fin de obtener ventajas reputacionales y destacar en mercados que valoran prácticas laborales responsables.
“La historia demuestra que los cambios laborales no son un obstáculo, sino un parteaguas. Las empresas que los entienden como una oportunidad, no como una obligación, serán las que lideren el mercado en los próximos años”, dijo Moscoso.
IA: inversiones abundantes
A pesar de su condición eminentemente intangible, la inteligencia artificial es un enorme detonante de inversiones en firme y está encauzando una auténtica revolución en todos los ámbitos sociales, económicos, políticos y humanos en general.
Por ello las empresas alrededor del mundo han destinado cuantiosas inversiones que, de acuerdo con UBS, podrían alcanzar u$s 571 mil millones para 2026.
Según UBS, la IA “ha avanzado a un ritmo más acelerado de lo que anticipaba el mercado, inaugurando un ciclo estructural con potencial para redefinir la dinámica económica e influir en el comportamiento de los mercados a partir de 2026”.
Con este dato, UBS lanza la pregunta a los inversionistas: ¿La IA tiene el potencial de sostener niveles aún más elevados en los mercados en 2026?
Y como el mismo banco anticipa, entre 2026 y 2030, el capex acumulado en este rubro podría llegar a u$d 4.7 billones; es decir, más que el PIB actual de Brasil y México combinados.
Eso sí, UBS advierte que hay riesgos para estos niveles propuestos de inversión.
“Una eventual desaceleración de la IA, una nueva ronda de presiones inflacionarias o renovadas preocupaciones respecto al endeudamiento global podrían reintroducir volatilidad en los mercados”.















