

La relación entre el intestino y el cerebro es más profunda de lo que parece. A través del nervio vago, ambos órganos están en constante comunicación, y este vínculo explica por qué algunas emociones pueden generar malestares estomacales o por qué ciertos alimentos tienen un impacto directo en el estado de ánimo.
Lo más sorprendente es que el 95% de la serotonina, conocida como la "hormona de la felicidad", se produce en el intestino. Esto significa que mantener una buena salud digestiva también puede favorecer tu bienestar emocional. Así nace el concepto de la psiconutrición, que propone una alimentación pensada no solo para nutrir el cuerpo, sino también para apoyar la salud mental.
Los alimentos que ayudan a controlar la ansiedad
Distintos estudios han demostrado que ciertos nutrientes pueden tener un efecto positivo sobre el estado de ánimo. Estos son algunos de los alimentos recomendados por los especialistas:
Carbohidratos complejos: presentes en cereales integrales, avena, arroz integral, legumbres y frutas. Ayudan a mantener estables los niveles de azúcar en sangre y favorecen la producción de serotonina, lo que mejora el equilibrio emocional.
Verduras de hoja verde: espinacas, acelgas y otras hojas verdes oscuras son ricas en magnesio, un mineral que ayuda a relajar el sistema nervioso y puede reducir los niveles de ansiedad.
Frutos secos y semillas: almendras, nueces y anacardos aportan magnesio, zinc y grasas saludables que benefician la salud cerebral.
Pescados ricos en omega-3: como el salmón, la caballa o las sardinas. Los ácidos grasos omega-3 tienen efectos antiinflamatorios y ayudan a regular los neurotransmisores relacionados con el estado de ánimo.
Alimentos con probióticos: yogur natural, kéfir y chucrut contribuyen al equilibrio de la microbiota intestinal, lo que se refleja positivamente en la salud mental.
Frutas con alto contenido de antioxidantes: como los arándanos, las moras o las fresas. Ayudan a combatir el estrés oxidativo, que puede afectar negativamente el funcionamiento del cerebro.

Qué evitar si sufres ansiedad
Así como hay alimentos que ayudan, también hay otros que pueden empeorar los síntomas. Entre ellos destacan la cafeína y el alcohol, ya que alteran el sueño, aumentan el nerviosismo y pueden generar una sensación de malestar al ser procesados por el cuerpo.
También es recomendable evitar los productos ultraprocesados, especialmente aquellos ricos en azúcares simples y grasas trans. Estos pueden provocar picos de glucosa en sangre que, al bajar, dejan una sensación de irritabilidad y cansancio. Saltarse comidas o comer de forma desordenada también favorece estos desbalances.
La forma de comer también importa
No solo importa lo que comes, sino cómo lo haces. Comer de forma apresurada, frente a una pantalla o bajo presión emocional puede empeorar la relación con los alimentos. Practicar una alimentación consciente, prestando atención a cada bocado y reconectando con las señales de hambre y saciedad del cuerpo, puede ayudar a romper el ciclo de la alimentación emocional, que a menudo lleva a comer por ansiedad, y no por necesidad real.
Una alimentación equilibrada no reemplaza el tratamiento psicológico, pero puede ser una herramienta muy valiosa para complementar el proceso. Comer bien, mantenerse hidratado, hacer ejercicio, dormir lo suficiente y pedir ayuda profesional cuando sea necesario son pilares clave para reducir la ansiedad y mejorar la calidad de vida.
Lo que pones en tu plato puede ser el primer paso para sentirte mejor por dentro y por fuera.












