

El Vaticano buscará al sucesor de Francisco y una de las mayores incógnitas es la identidad del elegido. Este miércoles 7 de mayo, a poco más de dos semanas del fallecimiento del pontífice, los 133 cardenales se encerrarán en la Capilla Sixtina para elegir en un cónclave al próximo líder de la Iglesia Católica.
El resultado del sucesor del papa Francisco no se conocerá hasta que el elegido se asome al balcón de la basílica de San Pedro para presentarse al mundo. Aún en un clima de luto, el Sumo Pontífice argentino es recordado por los fieles y creyentes al rededor del mundo, por sus sabios mensajes.
El Papa Francisco solía destacarse por su constante buen humor entre los creyentes y por transmitir su entusiasmo, ¿su secreto? acostumbraba a rezar a diario una oración especial para recargar su alegría y optimismo.
La oración del Papa Francisco para mantener su buen humor
El Papa Francisco se destacaba no solo por su buena energía, sino también por su sentido del humor. De acuerdo a sus palabras, el humor "humaniza tanto" y lamentaba que "la gente que no tiene sentido del humor es aburrida... es aburrida consigo misma".

También ha compartido en alguna ocasión algunas de sus anécdotas personales con los fieles a quienes aconsejó mirarse en el espejo y reírse de uno mismo, un ejercicio para reforzar la humildad. Para Jorge Bergoglio, su nombre en la Argentina, el humor era una herramienta esencial para la salud espiritual y emocional.
"El sentido del humor es un certificado de sanidad. Desde hace más de 40 años, rezo todos los días la oración para pedir el sentido del humor de Santo Tomás Moro, un grande", puntualizó.
La oración de Santo Tomás Moro para estar de buen humor
Esta es la oración del buen humor de Santo Tomás Moro y que el papa Francisco rezaba diario:
Concédeme, señor, una buena digestión, y también algo que digerir. Concédeme la salud del cuerpo, con el buen humor necesario para mantenerla. Dame, señor, un alma santa que sepa aprovecharlo que es bueno y puro, para que no se asuste ante el pecado, sino que encuentre el modo de ponerlas cosas de nuevo en orden. Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento, las murmuraciones, los suspiros y los lamentos y no permitas que sufra excesivamente por ese ser tan dominante que se llama Yo. Dame, señor, el sentido del humor. Concédeme la gracia de comprender las bromas, para que conozca en la vida un poco de alegría y pueda comunicársela a los demás.
Así sea.















