

La chía es un alimento altamente valorado por las comunidades prehispánicas. Se trata de un ingrediente que en su momento fue fundamental para los mayas y aztecas, ocupando un lugar destacado junto al maíz y el frijol, dados los beneficios para la salud y sus aportes nutricionales.
Las semillas de chía eran esenciales en la dieta azteca por su gran valor nutricional y versatilidad. Constituían una fuente importante de energía, proteínas, fibra y ácidos grasos esenciales, lo que las convertía en un recurso indispensable. Además, tenían un papel relevante en rituales religiosos y se usaban como moneda de intercambio, reflejando su importancia cultural y económica.

Checa las formas más comunes de su consumo y prepárate para mejorar el bienestar de forma fácil y rápida. Ten en cuenta que, hoy en día, hay diferentes maneras de prepararla.
¿Qué beneficios tiene la chía y para qué sirve?
Las semillas de chía son reconocidas por sus múltiples beneficios para la salud, entre los que se destacan:
- Altamente nutritivas: son una excelente fuente de fibra, proteínas, ácidos grasos omega-3, vitaminas B y minerales esenciales como calcio, magnesio e hierro.
- Ricas en omega-3: estos ácidos grasos favorecen la salud del corazón al reducir la inflamación, disminuir los niveles de colesterol y aumentar el bueno.
- Mejoran la digestión: su alto contenido de fibra facilita el tránsito intestinal, previene el estreñimiento y contribuye al bienestar digestivo.
- Ayudan al control del peso: generan sensación de saciedad, lo que puede apoyar en la regulación del apetito y el manejo del peso.
- Regulan los niveles de azúcar en sangre: contribuyen a estabilizar la glucosa en sangre, siendo un apoyo para personas con diabetes.
- Propiedades antioxidantes: sus antioxidantes combaten los radicales libres, protegiendo las células y retrasando el envejecimiento prematuro.
- Fortalecen los huesos: contienen minerales clave como calcio, magnesio y fósforo, esenciales para la salud ósea.
- Benefician la salud cardiovascular: la fibra que poseen puede ayudar a reducir la presión arterial y el riesgo de enfermedades del corazón.
¿Cómo usar la semilla de chía para bajar el abdomen?
Las semillas de chía son frecuentemente incorporadas en dietas para perder peso debido a su capacidad para acelerar el metabolismo, promover la quema de grasa y evitar su acumulación en áreas específicas del cuerpo, como el abdomen y los muslos.
Además, generan sensación de saciedad, ayudando a controlar el apetito y reduciendo la necesidad de consumir alimentos entre comidas. Su alto contenido en fibra también mejora la digestión y regula el tránsito intestinal, favoreciendo un sistema digestivo saludable.
Los expertos en nutrición señalan que las propiedades antioxidantes contribuyen a prevenir la acumulación de grasa localizada y ayudan a mantener la piel más firme y tersa, gracias a su capacidad para combatir los radicales libres.
Para incluirlas en la alimentación, se recomienda consumir dos cucharadas medianas de semillas de chía al día, lo que equivale a unos 25 gramos, distribuidas en una cucharada antes del desayuno y otra antes de la cena, aproximadamente 30 minutos antes de cada comida.
Una forma práctica de consumirlas es mezclarlas con agua mineral y dejarlas reposar durante 30 minutos hasta formar una gelatina que se puede ingerir junto con las semillas. También se pueden triturar en un mortero para obtener un polvo, disponible en algunas tiendas especializadas, que puede añadirse a diversas preparaciones.
¿Qué pasa si consumo semilla de chía todos los días?
De acuerdo con la Clínica Cleveland, su consumo excesivo podría ser problemático para quienes padecen diverticulitis, ya que su alto contenido de fibra puede provocar irritación. También señalaron que pueden ocasionar molestias como dolor estomacal, diarrea, hinchazón y gases.
Por otro lado, advierten sobre el riesgo de asfixia, ya que pueden atascarse en la garganta si no se ingieren adecuadamente. Por esta razón, recomienda acompañarlas con un vaso de agua para facilitar su paso.
De todos modos, sugieren consultar con un especialista antes de incorporar un alimento nuevo en la dieta. Cada organismo reacciona de manera diferente, por lo que los efectos pueden variar de una persona a otra.














