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Comer con rapidez es un hábito más común de lo que parece, pero pocas personas conocen las implicaciones psicológicas y físicas que puede tener este comportamiento. Lo cierto es que, de acuerdo a especialistas, las causas frecuentes de esta conducta y advirtió sobre los graves problemas que puede generar a largo plazo.

El nutricionista y experto en psicología positiva Rubén Bravo explicó en diálogo con el portal CuídatePlus. De acuerdo a su testimonio, ingerir alimentos con mucha velocidad puede significar altos niveles de estrés y ansiedad.

Este comportamiento no es simplemente una cuestión de costumbre, sino que refleja el estado emocional de la persona. El ritmo acelerado al comer funciona como un indicador de que algo no está bien en el plano psicológico.

Por qué las personas pueden comer muy rápido: los factores más comunes

Bravo aclaró que existen factores biológicos que influyen en esta conducta. Las “personas con tendencia a la obesidad tienen algunas hormonas, como la leptina, que definen exactamente la forma de comer compulsivamente”, precisó el experto. Este fenómeno ocurre especialmente con alimentos adictivos que contienen harinas refinadas, azúcares simples y grasas saturadas.

“Comerlos les produce a estos pacientes un mayor nivel de felicidad y de tranquilidad, es decir, les estimula en exceso el neurotransmisor de la dopamina y la serotonina”, añadió Bravo. Esta estimulación química explica por qué algunas personas recurren a la comida como mecanismo para regular sus emociones.

Expertos revelan los motivos de comer rápido y cuáles son sus consecuencias.
Expertos revelan los motivos de comer rápido y cuáles son sus consecuencias.Devincenzi Agustina

A largo plazo, las consecuencias emocionales pueden ser severas. El especialista advirtió que este patrón puede derivar en el desarrollo de un trastorno de la conducta alimentaria, con una fuerte adicción a la comida. “La persona se puede ver comiendo de manera compulsiva, ya esté triste o feliz, sin poder frenar ni controlar la forma en que se come, por qué se come y qué se come”, subrayó.

Cuál es el impacto físico de comer rápido: desde acidez hasta aumento de peso

Las consecuencias físicas de comer rápido también son significativas. Cuando una persona apenas mastica antes de tragar el bocado en pocos segundos, “el ensalivado no se realiza correctamente y el alimento entra demasiado sólido en el estómago”, explicó Bravo. Esta práctica genera mayor acidez y exige un trabajo mucho más elevado al estómago.

Si este comportamiento se convierte en la forma habitual de comer, puede desencadenar problemas como úlceras o llagas abiertas en el sistema digestivo. Además, conduce al aumento de peso debido a que el estómago necesita varios minutos para enviar señales de saciedad al cerebro. “Hay un receptor en el estómago que está en la zona de arriba del mismo y que se pone en marcha a los 20 o 25 minutos de empezar a comer. Pasado este tiempo es cuando se activa la grelina, la hormona de la saciedad”, detalló el nutricionista.

El especialista enfatizó que el problema no radica solo en la falta de masticación: “Al entrar más alimento, el estómago empieza a aumentar en flexibilidad, con lo cual hay un momento en que los pacientes necesitan comer en grandes cantidades para sentirse saciados. No se engorda más porque mastiquemos poco, sino porque comemos muchísima más cantidad”.

Cómo modificar el hábito de comer rápido

Para cambiar este hábito, Bravo recomienda reconocer el comportamiento y comprender sus consecuencias. Entre sus consejos figuran:

  • servirse pequeñas porciones
  • conversar durante las comidas
  • comer algo saludable antes del plato principal
  • saborear más la comida
  • dejar el tenedor entre cada bocado.