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¿La felicidad se entrena? De acuerdo con distintas investigaciones científicas, la respuesta es sí. Aunque no existe una fórmula mágica, hay acciones cotidianas que ayudan a liberar las hormonas del bienestar -como la serotonina, dopamina y oxitocina- y a reducir pensamientos negativos.

Aquí te compartimos cinco hábitos respaldados por la ciencia que pueden mejorar tu salud emocional.

1. Nombra lo que sientes

Identificar tus emociones reduce el estrés.

  • Escribir o decir cómo te sientes calma la actividad en la amígdala, la parte del cerebro que reacciona ante las emociones intensas.

  • Llevar un diario o practicar el journaling es una técnica sencilla que ayuda a liberar tensiones y ordenar pensamientos.

  • Ejemplo: la escritora Isabel Allende escribió Paula como una forma de sobrellevar el duelo por la muerte de su hija.

2. Rodéate de personas (aunque sea un poco)

La calidad de nuestras relaciones influye en nuestra felicidad.

  • Estudios de Harvard revelan que quienes tienen vínculos fuertes con familia y amigos viven más y se sienten más realizados.

  • Incluso los lazos "débiles" -como hablar con un vecino o el cajero del súper- activan áreas del cerebro relacionadas con el bienestar.

  • Socializar mejora el estado de ánimo y refuerza la resiliencia.

3. Muévete, haz ejercicio

El ejercicio genera endorfinas, las hormonas de la felicidad.

  • Investigaciones de Oxford y Yale concluyen que hacer ejercicio tiene más impacto en la felicidad que el dinero.

  • Las personas activas reportan un 43% menos días de malestar emocional.

  • Actividades como correr, nadar o andar en bici son especialmente efectivas, sobre todo si se hacen en grupo.

4. Abraza más (sí, de verdad)

El contacto físico libera serotonina y reduce el cortisol.

  • Abrazar ayuda a calmar emociones negativas tras una discusión o situación estresante.

  • Desde la infancia, los abrazos están asociados a la protección y seguridad, lo que nos hace sentir más tranquilos y conectados.

  • Un abrazo sincero puede cambiarte el día.

5. Cuida cómo te hablas a ti mismo

El diálogo interno puede impulsarte... o frenarte.

  • Hablarte en segunda persona ("tú puedes", "vas bien") genera una perspectiva más racional y optimista.

  • Evita frases como "soy un fracaso" o "siempre me equivoco". En su lugar, cambia el enfoque: "esto no me define" o "puedo mejorar".

  • El lenguaje que usas contigo mismo influye directamente en tu autoestima y decisiones.

Pequeños cambios, grandes resultados

Estos cinco hábitos no requieren grandes esfuerzos ni inversiones. Solo un poco de atención diaria para reconectar contigo mismo y con los demás. La felicidad no siempre depende de lo que pasa afuera, sino de lo que cultivamos dentro.

Tu bienestar también se entrena.

Con información de National Geographic