

Realizar sentadillas correctamente es fundamental para evitar lesiones, según la recomendación de un traumatólogo. Este ejercicio es muy popular entre quienes buscan fortalecer las piernas, pero una mala técnica puede provocar dolor en las rodillas.
Descubrí las claves para entrenar la fuerza de manera segura y efectiva.
La forma correcta de hacer sentadillas
Para realizar una sentadilla de manera correcta, es fundamental prestar atención a la técnica. El Dr. Juan Arnal, especialista en traumatología, reveló en Cuidate Plus, que uno de los errores más comunes que provocan dolor en las rodillas es la posición de la rodilla respecto al tobillodurante el movimiento.
El Dr. Arnal y su equipo, tras un estudio exhaustivo en la Universidad Politécnica de Madrid, demostraron que mantener la postura adecuada durante la sentadilla puede ayudar a evitar el dolor y mejorar la fuerza.

Según el experto, es vital que al bajar en la sentadilla, la rodilla no se desplace hacia adelante del tobillo. Esta técnica reduce el riesgo de lesiones, y permite que el cuádriceps trabaje de manera más eficiente, disminuyendo la presión sobre la rótula.
Recomiendan realizar sentadillas poco profundas, es decir, no bajar más allá de los 90 grados. Aunque las sentadillas profundas suelen ser más efectivas para el desarrollo muscular, esta profundidad incrementa drásticamente la presión en la rótula, lo que a largo plazo puede resultar perjudicial.
Por lo tanto, es aconsejable priorizar una técnica adecuada con menos profundidad y más peso, lo que permite entrenar de forma segura y efectiva. Con una correcta ejecución, los deportistas y pacientes pueden fortalecer sus piernas y evitar complicaciones en las rodillas.

Las claves para prevenir la condromalacia rotuliana
La condromalacia rotuliana, o síndrome femoropatelar, es una de las afecciones más comunes en las consultas de traumatología.
Se manifiesta como dolor en la parte delantera de la rodilla, siendo resultado del sufrimiento del cartílago en la superficie posterior de la rótula, provocado por un aumento de presión que no necesariamente indica que el cartílago esté dañado. Para evitar este tipo de lesiones, acá hay algunas recomendaciones clave:
Evitá aumentar repentinamente la frecuencia o distancia de tus entrenamientos, especialmente tras un periodo de inactividad.
Incorporá ejercicios de fortalecimiento muscular en tu rutina.
Esta actividad ayudará a mantener el mecanismo de amortiguación de los músculos y a distribuir mejor las fuerzas al correr.
Prestá atención a la superficie donde entrenás y el calzado que utilizás.
Entrenar en superficies duras o con calzado incorrecto puede incrementar la presión sobre la rótula, especialmente a partir de los 90 grados de flexión de rodilla.

















