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Unhallazgo revolucionariopodría modificar para siempre lo que la humanidad creía sobre el origen del agua en la Tierra.

Un nuevo estudio publicado en The Astrophysical Journal Letters plantea una teoría sorprendente: el agua podría haberse formado directamente en la Tierra, sin necesidad de ser traída por cometas o asteroides, como se creyó durante décadas.

El origen del agua: ¿nació en la Tierra?

La teoría más aceptada por la ciencia sostenía que el agua provenía del exterior del planeta, transportada por cometas o meteoritos. Sin embargo, un equipo liderado por Lise Boitard-Crépeau sugiere que la Tierra pudo haber nacido con su propia agua, heredada de granos de polvo presentes en su órbita durante la formación del Sistema Solar.

El modelo desarrollado por el equipo analiza la formación del agua en el disco protoplanetario, a una unidad astronómica (la distancia media entre la Tierra y el Sol), y muestra que las condiciones térmicas podrían haber permitido la retención de agua en el interior del planeta desde su origen.

Evidencia científica basada en química cuántica

Lo que distingue a esta investigación de teorías anteriores es el uso de química cuántica para modelar la presencia y comportamiento del agua. Los científicos calcularon la cantidad de agua y deuterio (una forma más pesada del hidrógeno presente en el agua) contenida en meteoritos primitivos como las condritas, que nunca cambiaron desde el inicio del Sistema Solar.

El dato clave es la relación D/H (deuterio/hidrógeno), que coincide casi perfectamente con la del agua terrestre, lo que refuerza la hipótesis de un origen local y no migratorio del agua.

Los detalles de la nueva teoría del origen del universo

Si bien aún no se descarta por completo la antigua teoría de que el agua fue traída por cuerpos celestes, este estudio desafía uno de los pilares tradicionales de la cosmología. Aunque no invalida la teoría del Big Bang como origen del universo, sí modifica drásticamente lo que se creía sobre el surgimiento del agua y la vida en la Tierra.

Los propios investigadores reconocen que es necesario continuar los estudios para validar completamente esta nueva hipótesis. Pero el modelo desarrollado abre la puerta a replantear el origen de uno de los recursos más esenciales para la vida.