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La enfermedad del ataque cardíaco, también conocida como infarto de miocardio, ocurre cuando el flujo de sangre al corazón se bloquea, lo que puede causar daño al músculo cardíaco. Según la información compartida por Mayo Clinic, este evento puede ser provocado por la acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias en las arterias.
Los síntomas de un ataque cardíaco pueden incluir dolor en el pecho, dificultad para respirar y malestar en otras áreas del cuerpo. Es fundamental reconocer estos signos y buscar atención médica inmediata para aumentar las posibilidades de supervivencia y recuperación.
¿Cuáles son los síntomas del ataque cardíaco?
Los síntomas de un ataque cardíaco varían. En algunas personas, estos síntomas son leves. Otras personas tienen síntomas graves. Algunas personas no presentan síntomas.
Los síntomas frecuentes de un ataque cardíaco incluyen:
- Dolor en el pecho que puede sentirse como presión, opresión, dolor, o sensación opresiva o de dolor.
- Dolor o molestias que se propagan al hombro, al brazo, a la espalda, al cuello, a la mandíbula, a los dientes o, a veces, a la parte superior del abdomen.
- Sudor frío.
- Fatiga.
- Acidez estomacal o indigestión.
- Aturdimiento o mareos repentinos.
- Náusea.
- Falta de aire.
Las mujeres pueden tener síntomas atípicos, como dolor punzante o breve en el cuello, el brazo o la espalda. A veces, el primer síntoma de un ataque cardíaco es un paro cardíaco repentino.
Algunos ataques cardíacos se producen de repente, pero muchas personas tienen signos y síntomas de advertencia horas, días o semanas antes. El dolor en el pecho o la presión (angina) que persiste y no desaparece con el descanso puede ser un signo de alarma temprano. La angina de pecho es el resultado de un descenso temporal del flujo sanguíneo hacia el corazón.
¿Cómo saber si una persona tiene ataque cardíaco?
El diagnóstico de un ataque cardíaco comienza con la evaluación de factores de riesgo durante exámenes periódicos. En situaciones de emergencia, los proveedores de atención médica actúan rápidamente, preguntando sobre síntomas y antecedentes médicos del paciente. Se controlan signos vitales como la presión arterial, el pulso y la temperatura y se realizan pruebas para evaluar el funcionamiento del corazón.
Las pruebas diagnósticas incluyen un electrocardiograma (ECG) para registrar la actividad eléctrica del corazón, análisis de sangre para detectar marcadores cardíacos, radiografías de tórax para evaluar el tamaño del corazón y ecocardiogramas para observar el flujo sanguíneo. También se pueden realizar cateterismos coronarios y tomografías computarizadas o resonancias magnéticas para obtener imágenes detalladas del corazón y determinar la gravedad del daño.

¿Cuál es el mejor tratamiento para el ataque cardíaco?
Para tratar un ataque cardíaco, es crucial actuar rápidamente. Cada minuto cuenta, ya que el daño al tejido cardíaco aumenta con el tiempo. Se debe administrar oxígeno de inmediato y el tratamiento específico dependerá de si la obstrucción del flujo sanguíneo es parcial o total. Los medicamentos como la aspirina y los trombolíticos son esenciales para reducir la coagulación y desintegrar coágulos, respectivamente.
Además de los medicamentos, existen procedimientos quirúrgicos como la angioplastia coronaria y la cirugía de baipás de las arterias coronarias. La angioplastia implica el uso de un catéter para abrir arterias obstruidas, mientras que el baipás crea una nueva vía para el flujo sanguíneo. Ambos procedimientos son vitales para restaurar el flujo sanguíneo al corazón y minimizar el daño.
La rehabilitación cardíaca es fundamental después de un ataque cardíaco. Este programa educativo y de ejercicio ayuda a los pacientes a mejorar su salud cardíaca, seguir una dieta adecuada y manejar el estrés. Participar en rehabilitación cardíaca puede aumentar la esperanza de vida y reducir el riesgo de futuros ataques cardíacos.











