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Desde tiempos bíblicos hasta hoy, las langostas han causado devastadoras hambrunas en distintas regiones del mundo. Una de las 10 plagas del Éxodo, según la Biblia, fue una de ellas: un enjambre arrasó todos los cultivos.

Ahora, un estudio científico descubrió cómo podría haberse producido ese fenómeno. Investigadores de la Universidad de Tel Aviv detectaron una posible causa biológica detrás del comportamiento gregario de estos insectos.

La clave estaría en una bacteria intestinal que transforma a las langostas solitarias en parte de una masa destructiva. Este hallazgo no solo brinda una explicación científica lo ocurrido en el Antiguo Testamento, sino que alerta sobre el riesgo de que vuelva a repetirse.

¿Cómo fue posible la peor plaga del Éxodo según la ciencia?

Un grupo de científicos analizó por qué langostas solitarias, normalmente inofensivas, pueden de pronto formar gigantescos enjambres migratorios. La respuesta podría estar en su microbioma intestinal.

Detectaron que una bacteria llamada Weissella, casi ausente en ejemplares solitarios, se vuelve dominante cuando las langostas se agrupan. Ese cambio biológico parece coincidir con el inicio del comportamiento gregario.

Este fenómeno, según los investigadores, podría haber sido la causa biológica de plagas históricas como la mencionada en el Éxodo. Aunque no se trata de una prueba definitiva, sí es una hipótesis nueva y prometedora.

El papel de Weissella en los enjambres

  • Langostas solitarias no presentan niveles significativos de esta bacteria.
  • Al estar rodeadas de unas 200 langostas, sus niveles de Weissella aumentan.
  • La bacteria podría inducir conductas de sociabilidad, disparando la migración grupal.
  • Se trata de un mecanismo evolutivo que beneficia tanto a los insectos como a las bacterias.

¿Puede repetirse hoy una plaga como la del Éxodo?

Aunque muchas personas asocian las plagas con relatos antiguos, las invasiones de langostas son una amenaza actual. Solo en los últimos tres años, regiones de África, India y Pakistán sufrieron brotes devastadores.

El profesor Amir Ayali, líder del estudio, advirtió que el cambio climático podría intensificar este problema. Condiciones extremas favorecen la formación de enjambres y dificultan su control.

Este nuevo hallazgo podría ayudar a diseñar métodos más precisos para prevenir futuras crisis. Intervenir sobre el microbioma de las langostas sería una vía innovadora para evitar que se agrupen.