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El gobierno de Estados Unidos anunció una nueva política que marca un giro en su enfoque hacia determinadas conductas provenientes del extranjero. La decisión fue comunicada oficialmente el 28 de mayo de 2025 a través de un comunicado del Departamento de Estado.
A partir de ahora, Estados Unidos prohíbe todas las visas a quienes incurran en acciones consideradas una amenaza para uno de los derechos fundamentales del país: la libertad de expresión.
El secretario de Estado, Marco Rubio, explicó que se trata de una postura firme ante la injerencia externa que busca imponer restricciones al discurso protegido por la Constitución de EE.UU.

¿Por qué Estados Unidos prohíbe todas las visas a ciertos extranjeros?
La nueva normativa establece restricciones migratorias para personas extranjeras que hayan participado en actividades que impliquen censura sobre ciudadanos estadounidenses o residentes legales.
Estados Unidos prohíbe las visas en casos donde se compruebe que se atentó contra la libre expresión en suelo norteamericano. Los escenarios contemplados incluyen:
- Emisión de amenazas legales o procesos judiciales contra usuarios por publicaciones en plataformas digitales estadounidenses.
- Presión directa a empresas tecnológicas de EE.UU. para que apliquen políticas de contenido fuera de su jurisdicción.
- Colaboración con gobiernos que pretendan extender mecanismos de control sobre el discurso dentro del país.
Base jurídica de la política
La acción se sustenta en la Sección 212(a)(3)(C) de la Ley de Inmigración y Nacionalidad. Esta cláusula permite declarar inadmisible a cualquier persona extranjera cuya entrada pueda generar consecuencias adversas para la política exterior de Estados Unidos.

¿Qué consecuencias puede tener esta medida?
Más allá de su efecto inmediato sobre los involucrados, esta iniciativa también podría aplicarse a determinados familiares directos. Según lo informado, se trata de una advertencia frente a futuras interferencias que busquen limitar el derecho a expresarse libremente dentro del país.
Con esta decisión, Estados Unidos endurece su postura ante actos considerados como extralimitaciones extranjeras en el ámbito digital. El gobierno remarcó que no permitirá presiones que comprometan la soberanía ni que interfieran con las leyes estadounidenses.











