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Durante años, las memorias USB —también conocidas como pendrives o USB flash drives— fueron el método más práctico para guardar y trasladar archivos entre computadoras. Sin embargo, esta herramienta que marcó una era tecnológica está atravesando un final anunciado.

Hoy, su lugar fue ocupado por soluciones más rápidas, seguras y con mayor capacidad, como los discos SSD externos y el almacenamiento en la nube.

El fin de los pendrives: de símbolo de portabilidad a tecnología obsoleta

En la década de los 2000, los pendrives revolucionaron el intercambio de información: eran compactos, compatibles con casi cualquier sistema operativo y mucho más eficaces que los antiguos CD o disquetes. Bastaba un puerto USB para presentar un trabajo, instalar un programa o compartir fotos y videos sin conexión a internet.

Pero el avance tecnológico fue implacable. Con la llegada de archivos en 4K, juegos de gran tamaño y proyectos multimedia complejos, los pendrives quedaron rezagados. Sus límites de almacenamiento (entre 64 y 512 GB) y sus bajas velocidades de transferencia ya no se adaptan a las exigencias actuales.

Los motivos detrás del declive del pendrive

La caída de popularidad de las memorias USB se explica por tres factores principales:

  1. Capacidad insuficiente: aunque existen modelos de hasta 2 TB, su costo sigue siendo poco competitivo frente a los discos SSD, que ofrecen más espacio y velocidad a menor precio.
  2. Puertos en extinción: el clásico conector USB-A está desapareciendo de las computadoras modernas, reemplazado por el USB-C, lo que dificulta su uso sin adaptadores.
  3. Seguridad vulnerable: los pendrives pueden extraviarse fácilmente o infectarse con malware, un riesgo cada vez más relevante en entornos corporativos y educativos.

Incluso las versiones con cifrado de hardware no logran igualar la protección que ofrecen los servicios de almacenamiento en la nube.

Cuáles son las alternativas que reemplazan a las memorias USB

Hoy, los protagonistas del nuevo ecosistema digital son los discos SSD portátiles y las plataformas en la nube. Los primeros permiten transferir archivos pesados en segundos gracias a conexiones USB-C o Thunderbolt, mientras que los segundos brindan acceso remoto, copias de seguridad automáticas y colaboración en tiempo real.

Además, las tarjetas SD y microSD continúan ganando terreno por su bajo precio y alta compatibilidad con cámaras, drones y notebooks ultraligeras.

El futuro del almacenamiento: rápido, seguro y sin cables

El auge de servicios como Google Drive, Dropbox, iCloud y OneDrive consolidó un cambio de paradigma: ya no es necesario llevar la información en el bolsillo, basta con una conexión a internet.

Así, los pendrives —que alguna vez fueron símbolo de practicidad y modernidad— comienzan a ocupar un lugar nostálgico entre los gadgets que marcaron una época.