

La Niña es un fenómeno climático que ocurre cuando disminuye la temperatura del agua en la superficie del océano pacífico. Su llegada representa la escasez de lluvias, a diferencia de El Niño, y alteraciones climáticas.
Según confirmó la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), este fenómeno ya no estaría presente durante los próximos meses. Luego de presentarse brevemente a inicios de 2025, este patrón se ha disipado, dejando al país en una fase climática neutral que podría extenderse durante gran parte del año.
Cambio climático en todo el país: se despide el fenómeno La Niña
Aunque los efectos más directos de La Niña han desaparecido, los especialistas advierten que sus impactos residuales todavía pueden influir en el comportamiento atmosférico. El Centro de Predicción Climática indica que aún no es posible determinar con precisión cuánto tiempo continuarán esas secuelas.
La transición a condiciones neutrales genera incertidumbre sobre el desarrollo climático de los próximos meses. Sin la influencia de La Niña ni El Niño, los meteorólogos prevén una temporada de huracanes atípica en el Atlántico. Según la NOAA, es poco probable que haya un patrón dominante que potencie o disminuya la actividad ciclónica cuando esta comience en junio.

En cuanto a las temperaturas, los pronósticos indican que seguirán por encima del promedio en gran parte de Estados Unidos, al menos hasta junio, con altas probabilidades de que ese patrón se mantenga durante el verano. El calor prolongado y el clima seco tienden a retroalimentarse, generando condiciones más extremas.
¿Cuáles son las diferencias de este fenómeno con el fenómeno El Niño?
La Niña y El Niño son fenómenos climáticos opuestos que afectan el clima global. La Niña se caracteriza por un enfriamiento anormal del océano Pacífico ecuatorial, mientras que El Niñoimplica un calentamiento de esas aguas.
Esto modifica los vientos alisios y los patrones de lluvias: La Niña suele generar sequías en Sudamérica y lluvias intensas en Asia y Oceanía, mientras que El Niño provoca más lluvias en países como Perú y Ecuador, y sequías en el Pacífico occidental.
En Estados Unidos, La Niña está asociada con inviernos más cálidos y secos en el sur, y mayor actividad de huracanes en el Atlántico. En cambio, El Niño tiende a traer inviernos más fríos y húmedos al sur del país y una disminución en la formación de huracanes. Ambos fenómenos pueden durar entre 9 y 12 meses, con frecuencia variable de cada 2 a 7 años. Su influencia es clave para anticipar cambios en el clima a nivel regional y mundial.














