

El Gobierno de Estados Unidos confirmó oficialmente el inicio del proyecto Golden Dome, una iniciativa sin precedentes que busca crear un sistema de defensa integral contra misiles balísticos, hipersónicos y ataques aéreos avanzados.
La propuesta, impulsada por el presidente Donald Trump, aspira a transformar radicalmente la capacidad militar del país y consolidar el ejército más invencible de su historia.
Para liderar este ambicioso plan, el Senado confirmó al general Michael A. Guetlein, actual número dos de la Fuerza Espacial, como responsable directo del programa. Con experiencia en las principales agencias de defensa e inteligencia, Guetlein será el encargado de coordinar una colaboración interinstitucional al nivel del Proyecto Manhattan, según él mismo advirtió.

¿Qué es el Golden Dome y por qué podría cambiar el poder militar de Estados Unidos?
El proyecto Golden Dome busca crear un escudo defensivo capaz de interceptar misiles hipersónicos, misiles de crucero y drones antes de que impacten en territorio estadounidense. El sistema combinará sensores espaciales, interceptores terrestres y marítimos, y una red de comunicaciones en tiempo real para tomar decisiones en cuestión de segundos.
Según el general Guetlein, la magnitud del programa no tiene precedentes desde la Segunda Guerra Mundial. Involucra la cooperación directa entre la Fuerza Espacial, la Agencia de Defensa de Misiles (MDA) y la Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO), cuyas tecnologías serán esenciales para construir esta defensa multicapa.

¿Quién es el general que liderará el plan y qué desafíos enfrenta el proyecto?
Michael A. Guetlein fue elegido por Trump para convertirse en el "zar" del Golden Domepor su trayectoria en adquisiciones militares y su paso por las principales agencias involucradas. Antes de ser vicejefe de operaciones espaciales, dirigió el Comando de Sistemas Espaciales y fue subdirector de la NRO y ejecutivo en la MDA.
A pesar de su liderazgo, el proyecto enfrenta enormes obstáculos. Guetlein advirtió que las barreras burocráticas y culturales entre agencias podrían entorpecer la colaboración.
Además, el factor económico es determinante: mientras Trump propuso un presupuesto inicial de USD 25.000 millones, la Oficina de Presupuesto del Congreso estima que solo el componente espacial podría costar USD 542.000 millones en veinte años.











