El panorama no podría ser más explosivo: un año electoral, tensiones legislativas, turbulencias políticas y un espiral de expectativas que convirtió a unas elecciones de medio término en un plebiscito a la gestión de gobierno. El viento agitó las siempre movidas aguas del mercado financiero. ¿Cómo navegar en esa tormenta sin perder?
“El mercado local enfrenta un contexto de alta volatilidad en activos, tipo de cambio y tasas, propio de una etapa con grandes desafíos políticos y económicos. En este escenario, la prioridad de gran parte de los individuos pasa por preservar el capital y mantener exposición en moneda dura, privilegiando alternativas que ofrezcan cobertura ante movimientos del tipo de cambio y una adecuada calidad crediticia”, dice Ariel Sánchez, Head of Investments Products en Galicia.
Sánchez recomienda diversificar carteras en moneda dura y con gestión activa, que permitan resguardar valor y capturar oportunidades a medida que el escenario se estabilice. “Entre las alternativas más destacadas se encuentran las Obligaciones Negociables en dólares emitidas por compañías de primer nivel, que ofrecen rendimientos competitivos y previsibilidad, con plazos de corto y mediano término y retornos anual en dólares, según el emisor. También los plazos fijos en dólares y los fondos Fima Premium permiten obtener rendimiento sobre saldos en moneda extranjera, con alta liquidez y bajo riesgo”, explica.
Para quienes buscan cobertura ante movimientos del tipo de cambio oficial sin dolarizar su inversión, los instrumentos dólar linked representan una opción atractiva. “Y aquellos interesados en diversificación geográfica pueden acceder a Cedears y fondos globales, que brindan exposición a compañías y sectores internacionales con potencial de crecimiento, dentro de una estrategia de mediano y largo plazo”, agrega.
“El resultado electoral tuvo un impacto muy positivo en los mercados: los bonos soberanos subieron cerca del 20% y las acciones argentinas avanzaron alrededor del 30%. Además, el riesgo país cayó hasta niveles próximos a los 700 puntos”, remarca Lautaro Veliz Espeche, Head de BBVA Asset Management.
El ejecutivo asegura que, con el panorama electoral despejado, surgen nuevas oportunidades de inversión en activos argentinos. “Para carteras conservadoras, los bonos ajustados por CER resultan especialmente atractivos, ya que no solo protegen frente a la inflación, sino que además ofrecen una tasa real positiva. Actualmente, los bonos con vencimiento en la primera mitad de 2026 rinden aproximadamente inflación +15%, mientras que los que vencen hacia finales de 2026 y años siguientes rinden alrededor de inflación +12%”, indica.
Para inversores conservadores, Espeche apunta a los Bopreales, bonos emitidos por el BCRA que pagan en moneda extranjera. “Un bono particular al que vemos valor es el BPOB7, que ofrece una tasa cercana al 6,5% en dólares y vence en noviembre de 2027, con pagos de intereses cada seis meses. En el caso de inversores con mayor tolerancia al riesgo, se identifican oportunidades en acciones argentinas del sector energético. Otra alternativa son los bonos globales emitidos por el Tesoro argentino, que actualmente ofrecen un rendimiento de entre 10% y 11%”, explica.
Cristian Brau, Chief Investment Officer (CFA) en Santander Asset Management, coincide en que el resultado electoral dejó al oficialismo en una posición razonable para ampliar la base de apoyo político y social y avanzar con las primeras reformas estructurales, en particular la laboral y la impositiva.
“El riesgo más relevante para el inversor argentino suele ser el de monedas”, analiza Brau. Con esa premisa, una alocación significativa en instrumentos dolarizados resulta clave para resguardar valor real y reducir la exposición a shocks locales. “Dentro de esta estrategia, los fondos Money Market en dólares (Superfondo Ahorro en Dólares), los fondos de renta fija con diversificación geográfica (Superfondo Renta Fija Dólares II), o las obligaciones negociables de alta calidad crediticia -particularmente aquellas que se consolidaron como ganadoras en 2025- deberían ocupar un lugar central en una cartera conservadora”, continúa.

Para quienes busquen adicionar algo de retorno sin desalinearse del perfil prudente, Brau indica que “es posible incorporar instrumentos que ofrezcan cobertura frente a la inflación debido a que los títulos CER continúan mostrando tasas reales elevadas, que en un escenario constructivo deberían tender a la normalización, ofreciendo un punto de entrada atractivo dentro del espectro de bajo riesgo”.
A río revuelto, ganancia de pescadores. “La incertidumbre política del último año forzó un ajuste que, lejos de reflejar un deterioro estructural, reabrió oportunidades en sectores con buena capacidad de recuperación”, define e indica que, para un perfil con mayor apetito de riesgo, 2026 podría ser un año para “reposicionarse de forma selectiva, combinando acciones con fundamentos sólidos, bonos en dólares con potencial de compresión de spreads y instrumentos CER de duración media o larga. Todo dentro de una estrategia guiada por la diversificación, la disciplina y la gestión activa del riesgo”.
Tasas convenientes
“El contexto actual de tasas de interés reales altas en términos históricos, abre la posibilidad de invertir en instrumentos en pesos con rendimientos sumamente interesantes en la curva de renta fija en pesos”, advierte Agustín Devoto, gerente de Wealth Management, Asset Management y Banca Privada de Banco Macro.
Para un perfil conservador, Devoto recomienda mayor exposición en moneda dólar (70% mínimo) invertidos en Obligaciones Negociables del sector energético (YPF, Pluspetrol, Vista) con rendimientos entre 7,5 al 8% en dólares y plazo promedio de inversión entre 2 y 5 años. “Para este perfil conservador en pesos, recomendamos activos de corto plazo con ajuste, como el TTM26 (Rendimiento Tasa Tamar+11%) o TZXM6 (Rendimiento ajuste CER+18,5%) ambos con vencimiento en marzo 2026. Para carteras que quieran mitigar el riesgo argentino, los fondos de Renta Fija Latam (con principalmente bonos soberanos chilenos y brasileros) rindiendo 3,75% en dólares, son una excelente alternativa”.
Los títulos cortos soberanos en dólares suenan como una alternativa interesante para inversores que puedan tolerar más volatilidad. “Son los que más favorecidos pueden estar con el programa de recompra de deuda por parte del estado con el apoyo de multilaterales y el tesoro de EE.UU.”, dice Devoto y aconseja la curva corta soberana en dólares (GD30/AL30) con Tires de entre 16/18% y duración promedio 2 años.
“La economía argentina atraviesa una etapa de transición y, aunque la coyuntura genera dudas, también abre oportunidades: tasas más atractivas, precios de activos en niveles interesantes y una mayor conciencia de los ahorristas sobre la necesidad de planificar. Este tipo de escenarios suelen ser fértiles para quienes buscan posicionarse con visión de mediano plazo”, asegura Cristian Coloca, Sr Product Manager, Inversiones & Ecosistemas de Supervielle.
De menor a mayor Coloca indica cuentas remuneradas, plazos fijos tradicionales, plazos fijos en dólares y fondos comunes. “Los fondos Money Market permiten rescatar en el día y aprovechar la gestión profesional de los portafolios. El inversor con mayor tolerancia al riesgo puede aprovechar activos que históricamente han ofrecido retornos superiores al promedio, aunque con mayor volatilidad. Bonos soberanos, acciones locales o Cedears permiten invertir en empresas globales desde una cuenta en Argentina. También las obligaciones negociables pueden ser una buena opción para capturar renta en dólares con riesgo corporativo controlado”, explica.
Mercado de capitales
“Incluso en contextos de volatilidad, el mercado de capitales mantiene un rol esencial como canal de ahorro e inversión a largo plazo”, afirma Rodrigo Araya, líder de Producto de BYMA. El ejecutivo asegura que aún con un escenario político y económico desafiante, el mercado está mostrando una madurez creciente. “Al cierre de septiembre, los volúmenes operados en 2025 ya superaron en +21 % el total de 2024, y las cuentas comitentes superaron los 20 millones (+33 %). Esto evidencia que los inversores siguen eligiendo el mercado como fuente de oportunidades”, adelanta.
Tras la salida de las LEFI, la bolsa local lanzó las Operaciones Simultáneas, una herramienta que permite pactar la compra y venta del mismo instrumento con distintos plazos de liquidación. “Para quienes buscan cobertura frente a entornos de inflación alta o variación de tasas, BYMA presentó el Futuro de Índice de Tasa de Caución, un contrato que permite protegerse ante fluctuaciones en las tasas de interés o posicionarse según expectativas de mercado. Este derivado tiene como activo subyacente el Índice de Tasa de Caución BYMA, que refleja la evolución de la tasa de fondeo diaria del sistema financiero”, explica Araya.
A su vez, se relanzó el Futuro Dólar, “cuyo interés abierto viene creciendo sostenidamente, junto con el Futuro de Tasa de Caución, consolidando un conjunto de herramientas que permiten operar, cubrirse y planificar estrategias ante la volatilidad”, continúa Araya.

Portfolios diversificados
“Hoy la clave pasa por no concentrar todos los ahorros en un solo instrumento. El contexto exige una estrategia diversificada que equilibre liquidez, cobertura cambiaria y exposición internacional según el horizonte de inversión de cada persona. En este marco la dolarización, los Cedears y los fondos Money Market se convirtieron en las principales herramientas para sortear la volatilidad y mantener flexibilidad operativa”, explica Vanesa Di Trolio, Business Manager de Reba.
Pensando en un perfil conservador la bróker destaca que el secreto está en usar los instrumentos “como piezas de un mismo tablero, no de manera aislada. Bien armado, puede rendir entre 2% y 3% mensual en pesos, con liquidez y previsibilidad”, dice y recomienda una estrategia integrada por entre 40 y 60% de FCI Money Market (con una inversión mínima desde $1.000, rescate en el día y rendimiento mensual entre 2 % y 3,7 %. Ideal como “colchón de liquidez” o para tener el dinero disponible ante movimientos de mercado); entre 20 y 30% de plazo fijo tradicional (con una TNA entre 35 % y 45 % y plazos de 30 a 90 días. Puede escalonarse para capturar picos de tasa sin inmovilizar todo el capital) y hasta un 20% de dólar MEP (cobertura cambiaria a partir de un horizonte de 6–12 meses, evitando la compra de oficial si se planea usar MEP por la veda de 90 días).
“Los perfiles con mayor tolerancia al riesgo pueden aprovechar la volatilidad como oportunidad, priorizando instrumentos que ofrezcan potencial de crecimiento en dólares o exposición a mercados globales”, continúa Di Troilo. Para esos casos, recomienda un portfolio integrado en su mayor parte por Cedears (entre 50 % y 70 %) “acciones o ETF del exterior en pesos (como SPY o QQQ) que replican el movimiento de los mercados internacionales y del dólar CCL. Permiten invertir en empresas líderes de tecnología, energía o consumo sin necesidad de contar con dólares”, explica.
La estrategia podría completarse con entre un 15 y un 30% de dólar MEP “brinda cobertura cambiaria inmediata y flexibilidad para rebalancear posiciones”, sigue Di Troilo y entre un 10 y un 25% de FCI Money Market “funciona como reserva de liquidez o herramienta para ingresar de forma escalonada (DCA) y amortiguar la volatilidad”.
Brian Torchia, gerente de Finanzas Corporativas de Pgk Consultores, coincide en la valoración de los Cedears. “En caso de querer resguardarse del contexto de incertidumbre local, la respuesta lineal nos lleva a pensar en 1) activos que respondan a factores de riesgo fuera de Argentina como Cedear o fondos en dólares que apliquen a bonos de otros países; 2) reducción drástica de exposición a bonos soberanos y/o ponderar aquellos de vencimientos más cortos como los bopreales 2026/2027 o bien, 3) en el extremo, quedarse líquido en dólares que en circunstancias de frenetismo bursátil pueden ser ocasiones para encontrar buenos puntos de entrada”, define.
En esa lógica, Torchia recomienda una estrategia defensiva que equilibre las tres alternativas. “Cedears que respondan a indicadores como el S&P o el Bovespa pueden ser interesantes. En este ejercicio podemos pensar en un tercio volcado a ese tipo de activos, dejando el 66% restante a distribuir entre liquidez en dólares y Bopreal, balanceando en mayor medida estos últimos si se tiene una vocación un poco más sesgada al moderado que al conservador”.
Los que tengan mayor apetito frente al riesgo deberían echar un vistazo a posiciones en bonos soberanos, como el GD30 “que si miramos precios no muy alejados en el tiempo como referencia (diciembre de 2024), ya hay un margen de catch up directo del 18% o más. Podríamos pensar una asignación eventual de un tercio para este tramo, dejando nuevamente un 66% a distribuir en este caso con una proporción de acciones argentinas que también puedan tener un nuevo impulso como YPF, Pampa, TGS o TGN todas del sector de energía”, indica Torchia.
El ojo en el exterior
“Siempre se recomienda diversificar y que las inversiones bursátiles tengan baja correlación con el mercado local”, coincide Daniela Wechselblatt, CFA y fundadora de la consultora DW Global Investments. La bróker admite que las opciones conservadoras escasean en el mercado local. “Dentro de lo más conservador están las ONs emitidas por compañías argentinas, pero al tener alta demanda por el cepo aun existente para empresas, quienes desean colocar sus excedentes de pesos para dolarizarse no tienen muchas opciones y la relación riesgo/retorno no es del todo conveniente. La mayor parte de las ONs de buena calidad crediticia rinden entre 4,5% y 6%, que no dejan de ser de baja calidad a nivel global. También hay fondos que invierten en bonos de Latam que son una opción razonable, siempre que la composición del fondo sea realmente de activos latinoamericano sin sobre concentración en Argentina”, explica.
Invertir desde el exterior garantiza tener un abanico más amplio de opciones. “Desde bonos del tesoro americano (4% anual aproximado dependiendo vencimientos); pasando por bonos corporativos de alta calidad crediticia (de 4,5% a 6% anual, rinden casi lo mismo que las ONs locales y son un poco más largas, pero de mejor calidad). Y para los que desean, hay ETFs de acciones de baja volatilidad que son una opción con un poco más de riesgo, pero no tanto como las grandes tecnológicas. En ninguna inversión hay plazo mínimo de permanencia”, indica Wechselblatt.
El GPS también aplica a opciones más arriesgadas “para quienes desean diversificación y salirse del riesgo argentino, los Cedears son la mejor opción. Un punto a considerar es que el mercado americano está en máximos históricos, en este contexto sirve emplear la estrategia ‘dollar cost average’. Esto significa ir haciendo compras progresivas para promediar precios y así bajar el riesgo de entrar en techos de mercado. Históricamente el S&P 500 rindió un 10% anual. Si bien la liquidez es inmediata, para un perfil arriesgado es conveniente pensar en inversiones de largo plazo, así si tiene que atravesar una caída del mercado, el inversor puede esperar a que se recupere sin verse forzado a vender”, concluye la broker.
Damián Vlassich, team leader de Estrategias de Inversión de IOL, también propone a los Cedears como alternativa para sortear la volatilidad local. “Si bien existe un abanico más que amplio, algunos como los Cedears de ETF, principalmente tanto del S&P 500 (SPY) y Nasdaq (QQQ) ofrecen una alternativa que generan exposición al mercado estadounidense, el cual cuenta con un retorno anual promedio de largo plazo del 10% en dólares. Además, mencionar que son instrumentos que se encuentran atados al tipo de cambio, lo cual permiten al inversor obtener cobertura ante las variaciones del FX”, asegura.
Para el ejecutivo, otra alternativa conservadora pueden ser las Obligaciones Negociables de compañías con calificaciones crediticias triple A. “La deuda emitida por empresas como Vista Energy, Pampa Energía o Transportadora de Gas del Sur, ofrecen retornos en dólares de entre 7% y 8% (especialmente en el tramo largo). Aunque son propuestas de mediano/largo plazo, en muchos casos pueden ser vendidas en el mercado secundario. No obstante, aconsejamos pensarlas más bien como instrumentos a finnish (vencimiento), para evitar convalidar precios que pueden ubicarse por debajo del valor nominal de las propias ONs”, agrega.
Los bonos soberanos y el equity aparecen como las inversiones más arriesgadas. “En lo que respecta a globales y bonares, entendemos que ante la ocurrencia de un escenario constructivo para Argentina, el tramo medio (2035 y 2038) es el que ofrece mayor potencialidad de upside. En este sentido, destacamos especialmente las alternativas ley local por sobre la ley NY, debido al elevado spread de legislación que se registra hoy.













