Darío Straschnoy, con título en Psicología, comenzó su carrera publicitaria en la agencia de un tío, con sólo 18 años. A los 20 ya trabajaba en forma independiente, creando avisos clasificados en una cocina. A los pocos años, y prueba de su visión, ya ejercitaba el telecommuting (trabajaba desde un bar en pleno centro porteño). Después vinieron tiempos de asociaciones y desvinculaciones –típicas en el rubro– hasta que, en 1988, trabajando en Funes, Straschnoy & Dreyfus, logró el sueño de unirse a una red internacional. En 1988, el publicista le ofreció a Young & Rubicam (Y&R) cubrir un déficit que tenía en el banco a cambio de generar una nueva sociedad. La jugada le salió perfecta, sobre todo teniendo en cuenta que había comprometido un dinero que no tenía: con suerte, sus ahorros llegaban al 40 por ciento; el resto, lo pidió prestado. La propuesta fue aceptada. Al mes había cumplido el sueño: era socio de Y&R, compañía que, por entonces, era una red privada. Años después se hizo pública y fue comprada y absorbida por WPP, uno de los grupos en servicios de comunicaciones más grandes del mundo. Hoy, Straschnoy es socio de Y&R, Wunderman, MEC (agencia de medios del grupo) y Burson Masteller. En 2011, fue reconocido como uno de los 100 hombres con mejor imagen del país, por el ranking que realiza MERCO y la consultora Villafañe y Asociados.