

La moda rápida se ha consolidado como una tendencia global que permite a millones de personas acceder a ropa económica y con diseños atractivos. Con el auge de plataformas como Shein y Temu, este tipo de prendas, generalmente confeccionadas con textiles de baja calidad, sigue en aumento.
Sin embargo, detrás de los bajos costos y la constante renovación de colecciones, un estudio científico reciente advierte sobre los riesgos que estas prendas representan para la salud de quienes las usan.
La investigación, publicada en el portal MDPI, reveló que las prendas de fast fashion contienen químicos y metales pesados que pueden afectar la piel y el bienestar general. Esto confirma que este fenómeno no solo tiene implicaciones sociales y ambientales, sino que también impacta directamente en los consumidores.
La verdad detrás de los armarios: lo que sucede con las prendas fast fashion
Un estudio reciente analizó prendas de moda rápida y encontró que muchas de ellas superan los límites recomendados de químicos tóxicos. Las piezas más afectadas son aquellas fabricadas con materiales sintéticos, como el poliéster y el nailon, que facilitan la absorción de metales pesados.
Los investigadores advierten que estas sustancias pueden penetrar en la piel y, con el uso constante, generar problemas de salud que van desde irritaciones hasta alteraciones hormonales.

Aunque dejar de usar estas prendas por completo resulta casi imposible debido a los elevados precios de los productos de algodón u otros materiales naturales, sí se recomienda limitar la exposición, optar por textiles más seguros y prestar atención a etiquetas y certificaciones de seguridad.
Marcas económicas pero con un costo oculto
Aunque no todas las marcas de fast fashion presentan los mismos riesgos, la falta de regulación y control en la producción masiva es un factor común. Las prendas baratas no solo comprometen la calidad y durabilidad, sino que también aumentan la probabilidad de contaminación química.
Estudios previos han demostrado que los textiles con altos niveles de metales pesados pueden provocar dermatitis, erupciones y sensibilidad en pieles sensibles.
Además, el impacto ambiental de estas prendas es significativo. La combinación de químicos peligrosos y procesos de producción intensivos contribuye a la contaminación de agua y suelo, afectando a comunidades enteras.

Cómo cuidarse de los efectos negativos
Los especialistas sugieren alternativas como ropa de algodón orgánico, lino o materiales reciclados, que minimizan la exposición a químicos tóxicos. Revisar etiquetas, evitar prendas extremadamente baratas y lavar la ropa antes de usarla son medidas simples pero efectivas para reducir riesgos.
Además, invertir en pocas piezas de buena calidad puede ser más seguro que adquirir muchas prendas de moda rápida.











