

Desde finales de marzo de 2024, una alerta sanitaria sacudió al país. Se empezó a rumorear que una marca de leche muy consumida corría peligro: consumidores y tiendas quedaron expectantes, sin saber si debían suspender su venta de inmediato.
La incertidumbre creció cuando circularon versiones sobre productos lácteos retirados de los estantes por supuesta adulteración. Las dudas alcanzaron a miles de hogares, indecisos sobre si esas botellas seguían siendo seguras para el consumo.
Sólo después de inspecciones y análisis detallados se supo qué marcas estaban involucradas y por qué motivo el retiro dejaba de ser un rumor y se convirtió en una medida real y urgente para proteger la salud pública.

Exigen retirar urgente tres marcas de leche
El Invima descubrió la presencia de caseinomacropéptido (CMP) en concentraciones que superaban el máximo permitido de 30 µg/mL, un indicador de que las mamaderas UAT larga vida contenían lactosuero añadido sin autorización. Los lotes afectados fueron:
- Marca Aro, lote 011 APES, vencimiento 09-04-2024, con 48,9 µg/mL de CMP.
- Marca Lelé, mismo lote y fecha, con 45,1 µg/mL de CMP.
- Medalla de Oro, también lote 011 APES y vencimiento 09-04-2024, con 50,1 µg/mL de CMP.
Estas cifras no solo superaban los límites legales, sino que comprometían la calidad nutricional de la leche, lo que obligó a aplicar el retiro de los productos para garantizar seguridad alimentaria.
Retiro de leche: la advertencia de las autoridades
La medida decretada fue clara: retiro inmediato de esos lotes de leche de todos los puntos de venta del país. El objetivo fue eliminar cualquier riesgo asociado con la alteración detectada en la composición.

El Invima también ordenó suspender la producción en las plantas involucradas hasta que ajustaran sus procesos, para asegurar que futuros lotes cumplieran con los estándares normativos. Esto mostró un enfoque preventivo más allá del operativo en los supermercados.










