

Durante la apertura del Parlamento en Ottawa, el Rey Carlos III pronunció un discurso que, sin mencionar directamente a la Tercera Guerra Mundial, dejó entrever la posición de la Corona Británica en un escenario de crisis internacional.
El mensaje, cargado de simbolismo político, fue interpretado como un respaldo firme a Canadá frente a las presiones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El monarca habló de la importancia de la soberanía, el respeto a los valores democráticos y la necesidad de mantener la independencia nacional en un "mundo amenazante". Estas palabras fueron recibidas con una ovación de pie por parte de legisladores y diplomáticos presentes.

La Corona Británica toma partido en un momento crítico
El apoyo del Rey Carlos III llega en un contexto de tensiones crecientes entre Ottawa y Washington.
Trump ha insinuado públicamente la posibilidad de anexar Canadá como el "51° estado", utilizando herramientas económicas y políticas para presionar al país. Ante esa situación, la intervención del monarca fue leída como un gesto contundente de respaldo a la autonomía canadiense.
Aunque no mencionó explícitamente la posibilidad de un conflicto bélico global, el mensaje abre la puerta a interpretaciones estratégicas sobre qué posición asumiría la Corona Británica en caso de que las potencias pierdan el control y estalle una Tercera Guerra Mundial.
Salud delicada, pero rol activo en la geopolítica
Desde febrero de 2024, Carlos III enfrenta un diagnóstico de cáncer de próstata que lo ha mantenido con una agenda pública reducida. Sin embargo, su decisión de participar en la apertura del Parlamento canadiense muestra que, pese a sus limitaciones, el monarca conserva influencia política y diplomática en la arena internacional.
Especialistas consideran que, en un contexto de inestabilidad global, la voz de la Corona Británica podría ser determinante para reforzar alianzas y marcar posiciones estratégicas.

La Tercera Guerra Mundial como hipótesis de fondo
Si bien el discurso no utilizó expresiones directas vinculadas a una Tercera Guerra Mundial, la comunidad internacional lo interpretó como un anticipo de dónde se ubicaría la Corona en caso de que el equilibrio global se rompa.
Al elegir un escenario como Canadá para pronunciarse, el Rey Carlos III envió un mensaje claro sobre el respaldo de la monarquía británica a los países que defienden su soberanía ante presiones externas.











