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En lo alto de una colina silenciosa, rodeada de árboles y misterio, se esconde una de las reliquias más sagradas del cristianismo. A pocos kilómetros de la antigua ciudad de Éfeso, en Turquía, se encuentra la que sería la última casa habitada por la Virgen María antes de su asunción, un sitio que durante siglos permaneció oculto a los ojos del mundo.

Este descubrimiento, basado en las visiones de una monja del siglo XIX y confirmado por investigaciones posteriores, convirtió a la llamada Casa de la Virgen María en un destino de peregrinación mundial.

Tanto cristianos como musulmanes visitan el lugar en busca de paz, fe y conexión espiritual. Hoy, este rincón sereno de Turquía sigue siendo uno de los secretos mejor guardados del mundo religioso.

El descubrimiento que transformó la historia de Éfeso y la fe de millones

En lo alto del monte Koressos, cerca de la antigua ciudad de Éfeso, en la actual Turquía, se encuentra una pequeña casa de piedra que ha sido identificada como la última residencia de la Virgen María. Este sitio fue descubierto en el siglo XIX gracias a las visiones de la beata Ana Catalina Emmerick, una monja alemana que, sin haber viajado nunca a la región, describió con precisión su ubicación y características.

A partir de estas revelaciones, arqueólogos e investigadores confirmaron la existencia de la estructura, lo que atrajo el interés del mundo cristiano. Desde entonces, se ha convertido en un lugar de peregrinación sagrado tanto para cristianos como para musulmanes, siendo visitado por papas, fieles y curiosos de todo el mundo.

Así es la última morada de la Virgen María: ubicación, historia y simbolismo

La casa se encuentra a unos 7 kilómetros de la ciudad de Selçuk, a 5 kilómetros del sitio arqueológico de Éfeso y rodeada de naturaleza, en un entorno pacífico que ofrece un espacio ideal para la oración, la meditación y la conexión espiritual. La estructura original ha sido conservada en parte, y sobre sus cimientos se construyó una pequeña capilla que recibe a miles de peregrinos cada año.

Asimismo, en el lugar hay una pared de los deseos, donde los visitantes dejan escritos con oraciones, agradecimientos o peticiones. También hay una fuente de agua que, según la tradición local, posee propiedades curativas.