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Los avances en neurología y farmacología prometen tratamientos para enfermedades cerebrales, pero también abren la puerta a usos bélicos o represivos. Investigadores del Reino Unido han lanzado una advertencia: la misma ciencia que cura podría servir para desarrollar armas cerebrales capaces de alterar la percepción, la voluntad o el comportamiento de las personas.

El estudio surge del libro “Prevención del uso de sustancias químicas que actúan sobre el sistema nervioso central como armas: un análisis holístico del control de armas”, por los investigadores Michael Crowley y Malcolm Dando de la Universidad de Bradford.

Ellos subrayan que comprender las redes neuronales y los circuitos de supervivencia (los que controlan el miedo, el sueño o la agresión) ofrece herramientas muy precisas que, en manos equivocadas, serían devastadoras. La discusión ya llegó a foros internacionales y genera pedidos de cambio normativo urgente.

Científicos advierten por el uso de armas contra el cerebro

Los especialistas afirman que “el conocimiento que nos ayuda a tratar trastornos neurológicos podría usarse para interrumpir la cognición e inducir obediencia”, una frase que resume el núcleo del alerta científica. El temor es que técnicas y compuestos diseñados para la clínica se transfieran a programas de control que vulneren derechos básicos.

El estudio de la neurociencia podría derivar en usos peligrosos (Fuente: archivo).
El estudio de la neurociencia podría derivar en usos peligrosos (Fuente: archivo).

Otra advertencia señala: “Los instrumentos para manipular el sistema nervioso central (para sedar, confundir o incluso coaccionar) son cada vez más precisos, accesibles y atractivos para los Estados”. Esta combinación de eficacia y disponibilidad obliga a discutir limitaciones legales y éticas ahora.

Casos históricos informan los riesgos actuales

La historia ofrece ejemplos inquietantes: durante el siglo XX se investigaron agentes químicos capaces de afectar la conciencia y la conducta, y en 2002 se registró el uso de derivados opioides en un operativo masivo que causó muertes colaterales. Estos episodios muestran el riesgo real de daños masivos, incluso cuando la intención es incapacitar sin letalidad.

Hoy, el avance en neurociencia y en farmacología molecular podría producir efectos más específicos y menos detectables, incrementando la dificultad para supervisar y prohibir su uso. Por eso, expertos piden cerrar vacíos regulatorios que permiten usos en contextos no bélicos, como fuerzas de orden público.

Qué proponen los expertos que puede hacerse

Los investigadores abogan por un enfoque de control de armas integral que combine derecho internacional, regulación farmacéutica, ética médica y códigos de conducta científica. Proponen actualizar convenciones y añadir formación ética obligatoria para investigadores en neurociencias.

Organizaciones de derecho internacional exigen que se mejoren los marcos para evitar el mal uso de esta ciencia (Fuente: archivo).
Organizaciones de derecho internacional exigen que se mejoren los marcos para evitar el mal uso de esta ciencia (Fuente: archivo).

También urgieron a involucrar a la sociedad civil y a los organismos multilaterales para vigilar el cumplimiento y evitar que tecnologías legítimas se reconviertan en herramientas de represión. “Debemos actuar ahora para proteger la integridad de la ciencia y la santidad de la mente humana”, advierten los expertos, traducido del llamamiento académico.