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Sentir alivio, euforia o incluso placer ante el despido de un superior es más común de lo que parece. No implica sadismo: según la ciencia, ese reflejo emocional puede ser una combinación de rivalidad, justicia y autodefensa psicológica.
Schadenfreude: el placer ante el poder que cae
Sentir una alegría silenciosa cuando un jefe pesado se va de la empresa no es una patología. Tiene nombre: schadenfreude -una palabra alemana que describe el placer derivado de la desgracia ajena-.
Es más común de lo que imaginas, y tiene un fundamento psicológico claro:se activa la región del cerebro asociada a la recompensa (estriado ventral), tal como lo demuestran estudios con fanáticos deportivos ante la derrota del rival.
Este sentimiento suele aparecer cuando se percibe que el jefe merecía la caída, o cuando alguien en el poder representaba una amenaza directa a tu bienestar laboral. Es un reflejo de justicia restaurada o un alivio liberador, sin que eso signifique remordimiento.
Como explica Tiffany Watt Smith enThe Book of Human Emotions, el schadenfreude es una emoción social compleja que se relaciona con el castigo, la justicia o la rivalidad.
Para el psicólogo David Matsumoto, emociones como el schadenfreude cumplen funciones sociales como reforzar vínculos de grupo o sancionar comportamientos desviados (Emotion Recognition and Social Functioning, 2008).

¿Qué revela sobre tu personalidad?
Las investigaciones muestran que hay tres motivadores principales detrás de esta emoción:
- Agresión: surge cuando el superior es visto como injusto o abusivo.
- Rivalidad: se experimenta como una forma de superar obstáculos o alianzas de poder.
- Justicia: cuando tu sensación es que el sistema efectivamente corrigió una situación injusta.
Además, quienes experimentan más schadenfreude tienden a tener niveles más bajos de autoestima e identificarse fuertemente con su grupo u objetivos laborales.
Según Wilco W. van Dijk, profesor de Psicología en la Universidad de Leiden, el schadenfreude se activa con más intensidad cuando la persona afectada es percibida como arrogante o merecedora de una corrección social (The Psychology of Schadenfreude, 2015).
En el contexto laboral: versión observador
Un estudio sobre entornos laborales encontró que empleados que presencian conductas hostiles hacia colegas (sin ser víctimas directas) también pueden sentir schadenfreude si consideran que esas conductas apuntaban contra ellos o contra el bienestar del equipo.
La emoción puede nacer primero como curiosidad o alivio e irse transformando según cómo se interprete el despido: ¿merecido? ¿un respiro? ¿venganza?
Un estudio de Lea Ellwardt y su equipo encontró que los observadores en entornos laborales pueden experimentar schadenfreude cuando perciben que se ha hecho justicia con un superior abusivo (Journal of Business and Psychology, 2017).
¿Culpa o alarma emocional?
Sentir placer al irse un jefe no te convierte en una mala persona. Según la psicología, lo importante es cómo procesás esa emoción. Ignorarla o reprimirla puede generar tensión interna.
En cambio, reflexionar sobre lo que provocó ese alivio (estrés, cansancio, falta de liderazgo) puede ayudarte a entender qué necesitabas y qué cambió.

¿Cómo canalizarlo?
Un enfoque saludable: transformar ese impulso en una mejora colectiva. Por ejemplo:
- Preguntarte qué falló en la gestión anterior.
- Promover un ambiente colaborativo en vez de competitivo.
- Abordar cómo se hará la transición de liderazgo para que sea más justa y transparente.
De ese modo, lo que parecía solo un pensamiento fugaz puede convertirse en una señal poderosa de cambio.









