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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado recientemente que, a partir del 2 de abril de 2025, impondrá aranceles a las importaciones de productos agrícolas. Aunque Colombia no ha sido específicamente mencionada en estas nuevas medidas, las consecuencias de una escalada en la guerra comercialentre ambos países podrían ser devastadoras para la economía colombiana, especialmente en sectores clave como la agricultura.

En este contexto, es importante reflexionar sobre por qué Estados Unidos no debería imponer aranceles a los productos colombianos y los beneficios mutuos que ambas naciones obtienen de su relación comercial.

Colombia es un socio clave en el comercio agrícola con EE. UU.

Colombia es uno de los principales proveedores de productos agrícolas para Estados Unidos. Entre los productos más relevantes se encuentran el café, el banano, las flores, el aguacate Hass y la tilapia.

En Colombia, la agricultura es un sector clave que genera millones de empleos en las zonas rurales. La imposición de aranceles afectaría especialmente a los pequeños y medianos productores, quienes dependen de la exportación de productos como el café, el banano, las flores y el aguacate. Si estos productos se encarecen debido a los aranceles, los exportadores colombianos podrían ver una disminución en la demanda, lo que afectaría el empleo en el sector agrícola y la economía rural en general.

Pero imponer aranceles a estos productos no solo afectaría a los productores colombianos, sino que también tendría un impacto directo en los consumidores y empresas de EE. UU. que dependen de la calidad y la competitividad de los productos colombianos. Por no mencionar las posibles tensiones diplomáticas que perjudicarían las relaciones bilaterales.

Uno por uno, los productos clave de Colombia en Estados Unidos

Estos productos no solo son vitales para la economía colombiana, sino que también juegan un papel crucial en el abastecimiento de alimentos y bienes en el mercado estadounidense.

Café

Colombia es el segundo mayor proveedor de café sin tostar ni descafeinado en Estados Unidos. Imponer aranceles adicionales al café colombiano podría aumentar significativamente los costos para los importadores y, en última instancia, para los consumidores estadounidenses.

Esto afectaría tanto a las empresas que dependen de este producto como a los millones de trabajadores en la industria del café en EE. UU.

Aguacate hass

Este fruto ha visto un auge considerable en su demanda en los últimos años ya que forma parte de innumerables recetas en la mayoría de los hogares estadounidenses. Como principal destino de las exportaciones colombianas de aguacate, EE. UU. se beneficia de la calidad y el precio competitivo del aguacate colombiano.

Aumentar los aranceles sobre este producto reduciría la disponibilidad de aguacates a precios accesibles para los consumidores estadounidenses, lo que afectaría tanto a la industria alimentaria como a los consumidores.

El impacto negativo en la relación comercial bilateral

La relación comercial entre Colombia y Estados Unidos ha sido histórica y beneficiosa para ambos países. El Tratado de Libre Comercio (TLC), firmado en 2012, ha permitido a Colombia acceder al mercado estadounidense sin aranceles, lo que ha impulsado sus exportaciones agrícolas. Este acuerdo ha sido fundamental para la economía colombiana, ya que ha permitido a sus productos competir en igualdad de condiciones en uno de los mercados más grandes del mundo.

Imponer aranceles sobre los productos colombianos iría en contra de los principios de libre comercio que sustentan el TLC.

Problemas para los consumidores estadounidenses

En Estados Unidos, los consumidores se verían perjudicados por el aumento en los precios de los productos colombianos. Además, las empresas que dependen de la importación de estos productos, como las de alimentos, floristerías y tiendas especializadas en aguacates, también enfrentarían mayores costos.

Esto podría traducirse en precios más altos para los consumidores y un aumento de los costos operativos para las empresas estadounidenses. Por consecuencia, este fenómeno podría impactar en la disponibilidad de los productos en las góndolas norteamericanas.

El caso del café marcaría una notable diferencia. Según los últimos datos de la Asociación Nacional del Café (NCA por sus siglas en inglés), más de dos tercios de los adultos estadounidenses declararon haber tomado café el día anterior (una cifra superior a la de cualquier otra bebida, incluyendo el agua del grifo y embotellada). Según la NCA, esta cifra ha aumentado 37 % desde 2004, alcanzando los niveles más altos en los últimos 20 años.