

La grasa visceral es un tipo de tejido adiposo que se almacena en el interior del abdomen. A diferencia de la grasa subcutánea que se encuentra justo debajo de la piel, esta grasa rodea órganos vitales como el hígado, el páncreas, los riñones y los intestinos. Su ubicación la convierte en la más peligrosa para la salud.
Este tipo de grasa no solo representa un problema estético. La grasa visceral es metabólicamente activa y produce sustancias inflamatorias que afectan el funcionamiento del organismo. Su acumulación excesiva está directamente relacionada con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer.
Por qué la grasa abdominal interna es más peligrosa que la que se ve
La grasa visceral funciona como un órgano endocrino que secreta hormonas. Estas hormonas promueven procesos inflamatorios crónicos que son una causa importante de casi todas las enfermedades metabólicas. Los especialistas señalan que esta grasa interfiere directamente en el funcionamiento de los órganos internos.
Las personas con exceso de grasa visceral suelen padecer resistencia a la insulina y niveles altos de azúcar en sangre. También presentan aumento de los niveles de lípidos y mayor riesgo de hipertensión arterial y arteriosclerosis. La medición de la circunferencia de la cintura ofrece una aproximación: valores superiores a 88 centímetros en mujeres y 102 centímetros en hombres indican obesidad abdominal.

¿Qué grasa se elimina primero cuando empiezas una dieta?
La buena noticia es que la grasa visceral responde mejor a los cambios de estilo de vida que la grasa subcutánea. Los estudios demuestran que esta grasa se reduce de forma significativa con déficit calórico y ejercicio. El ejercicio actúa de manera especialmente efectiva porque los adipocitos viscerales tienen más receptores que facilitan la quema de grasa.
El entrenamiento de fuerza combinado con ejercicio cardiovascular de alta intensidad resulta altamente efectivo. La grasa visceral disminuye incluso en ausencia de pérdida de peso total, ya que responde mejor a las hormonas liberadas durante el ejercicio físico. Un estudio publicado en BMC Public Health mostró que la grasa abdominal se redujo un 12% con cambios en la dieta y un 14,6% cuando se combinó con ejercicio.
Cómo combatir la acumulación de grasa alrededor de los órganos
Una dieta rica en fibra es fundamental para reducir la grasa visceral. Los alimentos recomendados incluyen frutas como manzana, pera, fresa y kiwi, verduras de hoja verde, proteínas magras como pescado y pollo, aceite de oliva virgen extra y frutos secos. Se debe aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra y disminuir azúcares y grasas saturadas.
Es crucial evitar alimentos ultraprocesados, embutidos, frituras, comida rápida, galletas, tortas, refrescos y bebidas azucaradas. El estrés crónico también contribuye a la acumulación de grasa visceral porque eleva los niveles de cortisol. Dormir lo suficiente y manejar el estrés mediante técnicas de relajación ayuda a reducir esta hormona que favorece el almacenamiento de grasa abdominal.











