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Aunque muchas personas asocian la demencia con edades avanzadas, diversos estudios científicos han demostrado que los primeros síntomas pueden aparecer mucho antes. De hecho, la etapa inicial del deterioro cognitivo podría comenzar incluso antes de los 60 años, entre los 45 y 55, aunque suele pasar desapercibida por confundirse con signos normales del envejecimiento o situaciones de estrés.

Especialistas advierten que una detección temprana es clave para adoptar medidas preventivas y ralentizar el avance de la enfermedad.

Por eso, conocer la edad promedio en la que surgen los primeros indicios puede marcar una diferencia significativa en el cuidado de la salud cerebral.

A qué edad comienzan los primeros síntomas de demencia, según la ciencia

La revista científica The Lancet Neurology, a través de su informe publicado en 2020 por la Lancet Commission on Dementia Prevention, Intervention, and Care, señaló que los cambios cerebrales vinculados al deterioro cognitivo leve (DCL) se podrían producir décadas antes del diagnóstico clínico, incluso durante la mediana edad (18-65 años).

Aunque esta etapa no implica una demencia formal, sí representa un estado intermedio que puede evolucionar con el tiempo.

Qué signos pueden aparecer entre los 45 y 55 años

Durante esta etapa inicial, los síntomas suelen ser sutiles y se manifiestan como olvidos leves, dificultades para concentrarse, pérdida momentánea del hilo de una conversación o errores en tareas cotidianas. Muchas veces se atribuyen al estrés, la fatiga o el exceso de trabajo, por lo que no se consultan a tiempo.

Un estudio de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) también identificó un descenso en habilidades cognitivas como la memoria de trabajo y el razonamiento lógico podría comenzar a mediana edad, especialmente en personas con antecedentes familiares o factores de riesgo como hipertensión, obesidad o diabetes.

Cómo prevenir y actuar ante los primeros signos de deterioro cognitivo

Los expertos recomiendan mantener un estilo de vida saludable para cuidar la función cerebral. Entre las medidas más efectivas se encuentran:

  • Actividad física regular.
  • Estimulación cognitiva (leer, aprender algo nuevo, jugar ajedrez, etc.).
  • Dieta equilibrada rica en frutas, vegetales y grasas saludables.
  • Control de enfermedades crónicas como hipertensión y diabetes.
  • Evitar el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol.

El informe de The Lancet también identificó 12 factores de riesgo modificables que podrían prevenir o retrasar hasta el 40% de los casos de demencia, entre ellos la pérdida auditiva no tratada, el aislamiento social, la depresión y la inactividad física.