

En Colombia, hay pueblos que combinan historia, naturaleza y hospitalidad en un mismo destino. Uno de ellos, poco conocido pero cada vez más valorado por los viajeros, es La Mesa, en Cundinamarca.
Ubicado a menos de dos horas de Bogotá, este municipio destaca por su clima templado, su tradición gastronómica y su riqueza cultural. Se perfila como una opción ideal para desconectarse de la capital sin recorrer largas distancias.
Qué ofrece La Mesa a los viajeros que buscan descansar
Situado a 1200 metros sobre el nivel del mar y con una temperatura promedio de 22ºC, La Mesa brinda las condiciones perfectas para una escapada de fin de semana. Su cercanía con Bogotá permite disfrutar de paisajes rurales, senderos y arquitectura sin alejarse demasiado.

Además de sus vistas y clima, el pueblo ha ganado fama por su gastronomía: el tamal tolimense, las picadas y los piqueteaderos hacen parte de una experiencia culinaria que conserva el sabor tradicional. En medio de calles tranquilas y vegetación frondosa, es común encontrar locales acogedores donde la comida se convierte en protagonista.
Las impresionantes cascadas de La Mesa cautivan a los turistas
Las Cascadas de La Mesa, también conocidas como "El Salto de las Monjas", se ubica entre los municipios de La Mesa y San Javier, en Cundinamarca. Este conjunto de seis cascadas, accesible mediante una caminata moderada de unos 40 minutos, ofrece un entorno de bosque tropical con senderos empedrados históricos, puentes antiguos del tren y paisajes ribereños naturales.
La entrada es gratuita, aunque se recomienda el acompañamiento de guías locales. Los recorridos guiados tienen una duración promedio de 3 a 4horas e incluyen sitios destacados como el Puente del Tren, el Palacete, el Puente sobre el río, la Cascada del Silencio, y las piedras ancestrales que forman parte del entorno cultural de la región.
Qué debes saber si planeas viajar a La Mesa
Para llegar desde Bogotá, hay varias rutas posibles. Una opción es salir por la Autopista Sur hacia Soacha, luego tomar la Avenida Indumil y continuar por la Ruta 21, que atraviesa Bojacá y Tena. Otra alternativa es salir por la zona de Siberia, pasando por Funza, hasta conectar con La Mesa.











