En transición y corrigiendo desequilibrios, la economía cierra su año 2025 con crecimiento para el conjunto, aunque con desempeño dispar. La inflación siguió desacelerándose como tendencia, pero ingresó en un escalón con dificultades para bajar. Alteraciones de políticas, reales o esperadas, llevaron a una muy elevada volatilidad en los precios de activos financieros locales.

El “riesgo país”, en 630 pbs, se redujo respecto a máximos previos, pero sigue siendo más alto que el de principios de año (550 pbs). El índice de acciones argentinas medido en “dólares libres”, tuvo similar comportamiento, actualmente está un 5% por debajo del inicio del año. En el mismo periodo, el tipo de cambio oficial del peso se depreció contra el dólar un 13% ajustado por inflación minorista y alrededor de 22% en la versión multilateral, diferencia que se explica especialmente por la apreciación del Real brasileño. Todo ello, en el marco de un no despreciable superávit primario de caja en la ejecución presupuestaria.

Entramos ahora en una nueva etapa de profundización de cambios que implican atender importantes asuntos pendientes para consolidar la estabilización y, simultáneamente, priorizar la transición productiva para alcanzar una expansión sostenible en un contexto internacional cambiante. Entre otros, destacamos los siguientes desafíos:

- Refinar el esquema cambiario / monetario / financiero: en este sentido, consideramos que es probable que se materialice una mayor oferta de divisas en el mercado cambiario local. Resultaría de las perspectivas de las cuentas comerciales y, particularmente, de la demanda de pesos proveniente de la liquidez de las empresas obtenida por liquidación de divisas dado el acceso que tienen a financiación externa. Con estos elementos, acumular reservas y definir el camino para ir levantando el “cepo” para las empresas, llevarían a alcanzar una mayor normalización.

Fuente: narrativas-us

Para reducir el riesgo sistémico de gobernanza en Argentina, ayudaría diferenciar los roles del BCRA y del Tesoro y, al mismo tiempo, establecer reglas de juego que contribuyan a nivelar y estabilizar los mercados a través del tiempo. El BCRA, eventualmente interviniendo para mitigar alteraciones transitorias y cuidando su balance. Incluyendo, por ejemplo, participar en el mercado cambiario atendiendo fluctuaciones en la oferta y demanda de pesos o dólares, pero tomando recaudos para equilibrar fluctuaciones entre paridades y costos monetarios de las distintas monedas. El Tesoro participando en lo que corresponde a la atención de sus necesidades, cuidando el resultado fiscal.

- Ampliar la base de sustento para la política fiscal en el marco de actualizaciones normativas que contribuyan a la inversión privada: esto implica la discusión del Presupuesto 2026 y su sanción, manteniendo criterios de equilibrio junto con la actualizaciones en la asignación de prioridades de gasto y formas de recaudación que impulsen la competitividad de la actividad económica. En este sentido, Argentina tiene recursos particularmente limitados que requieren una administración muy cuidadosa.

Complementariamente, significa desarrollar normas que, con supervisión pública, hagan más factible la inversión privada en áreas de infraestructura, aumentando las inversiones, pero buscando mitigar riesgos asociados a eventuales alteraciones no previsibles en los términos de las adjudicaciones.

- Potenciar el nivel de actividad y empleo en condiciones de inserción comercial cambiantes: este aspecto constituye la base de sustentación del aparato económico-social con múltiples derivaciones. Argentina encuentra una importante parte de su estructura económica y social en cambio hacia formas más competitivas. Sin embargo, adicionalmente, en estos momentos está afectada por manejos comerciales no contemplados en un sistema de competencia tradicional, con ribetes de marcada desigualdad (por ejemplo, situaciones que hacen pensar en prácticas de dumping).

Se insinúan tensiones por rispideces particularmente fuertes durante el año que se inicia. Los desafíos que se presenten requieren un particular pragmatismo para enfrentarlos, sin perder el rumbo general, aunque adaptado a eventos sobre los que se tiene limitado control, en un mundo de mayor influencia de la geopolítica.

- Adaptación de normativa que propicie eficiencia y flexibilidad: hay ciertos aspectos del andamiaje institucional-jurídico que definen el marco de funcionamiento de la economía formal que no están adecuados para la toma de decisiones de los agentes económicos ni contribuyen al desarrollo del conjunto de la sociedad ni proveen bases iguales de competencia para cada uno de los participantes. Mencionamos cuestiones en el campo laboral y tributario, entre otros.

Que estos temas requieran coordinación y revisión en varias jurisdicciones e instancias no debería ser excusa para no avanzar en ese objetivo.

En síntesis, hay un rumbo marcado por correcciones en el desempeño económico y progresos en determinados frentes. No es realista pretender resolver todos los desafíos de una sola vez ni en tiempos muy acotados.

Es decir, quedan múltiples tareas pendientes, incluyendo enfrentar determinados aspectos que demandan revisión. Si bien las perspectivas para el año que se inicia son auspiciosas, su materialización requiere seguir ocupándose de varios aspectos como los mencionados más arriba, cuestiones, aún con las dificultades que ello implique, para transitar un proceso de crecimiento sostenido.