La Argentina enfrentó el 26 de octubre una elección de medio mandato que las circunstancias le dieron gran proyección. Pero aun con los mejores resultados posibles, Milei no llegó a la mitad de la Cámara de Diputados ni al tercio del Senado. La gobernabilidad es el gran problema político y el Presidente, con una personalidad que rehuye el diálogo y las alianzas, ha acentuado la dificultad para gobernar que esto significa. Hasta ahora, ha buscado gobernar rechazando las leyes sancionadas por el Congreso mediante el uso del veto y utilizando los decretos de necesidad y urgencia para eludirlo. Semanas antes de la elección este sistema parecía haberse agotado, ya que en una sola semana tres vetos del Presidente a leyes del Congreso fueron rechazados con dos tercios de ambas Cámaras. Por eso, desde que se iniciaron las conversaciones entre la administración Trumpy la de Milei, Washington sugirió al presidente argentino una secuencia: ganar la elección legislativa del 26 de octubre como primer paso, constituir alianzas que permitan la gobernabilidad en segundo lugar y, por último, coronar estos logros con el apoyo económico requerido. La visita de Milei a Washington mostró que esta secuencia se realizó en forma desordenada. Es que en principio no iba a ser fácil definir el resultado electoral de la elección legislativa. Se preveía una lucha para imponer la interpretación entre las fuerzas en pugna (si el resultado se contaba por legisladores, por porcentaje o por territorio), que el contundente triunfo nacional de La Libertad Avanza finalmente eludió. En su primera declaración pública sobre el tema, Trump manifestó que él entendía que la próxima elección argentina era la reelección presidencial y no una legislativa. Luego corrigió este error de enfoque. La prioridad en el triunfo de la elección legislativa parecía determinada por la experiencia del propio Trump en 2019, cuando un presidente argentino próximo a la Casa Blanca, como era Mauricio Macri, requirió el apoyo financiero estadounidense. La visita de Milei a Washington mostró que esta secuencia se realizó en forma desordenada. Es que en principio no iba a ser fácil definir el resultado electoral de la elección legislativa. Se preveía una lucha para imponer la interpretación entre las fuerzas en pugna (si el resultado se contaba por legisladores, por porcentaje o por territorio), que el contundente triunfo nacional de La Libertad Avanza finalmente eludió. En su primera declaración pública sobre el tema, Trump manifestó que él entendía que la próxima elección argentina era la reelección presidencial y no una legislativa. Luego corrigió este error de enfoque. La prioridad en el triunfo de la elección legislativa parecía determinada por la experiencia del propio Trump en 2019, cuando un presidente argentino próximo a la Casa Blanca, como era Mauricio Macri, requirió el apoyo financiero estadounidense. Esto no es lo que reflejaron las primeras declaraciones de Trump y cuando éste expresó el condicionamiento al triunfo electoral como condición para el apoyo financiero, se produjo una caída de los mercados, que habían escalado en base a un escenario en el cual la entrega de la ayuda iba a ser irrestricta. En cuanto a la alianza, asesores de Trump se trasladaron a Buenos Aires, tomando contacto con dirigentes de la oposición dialoguista para crear condiciones políticas que garanticen la gobernabilidad. La intervención del equipo de Trump para que Milei gane la elección fue así abierta y manifiesta. El tercer paso es la ayuda financiera, la cual ya ha empezado a concretarse antes de los otros dos, desordenando la secuencia inicial. El Tesoro estadounidense ha comenzado a comprar pesos y bonos emitidos por Argentina, entregando dólares como forma de pago, los cuales resultan vitales para que la Argentina controle su posición en los mercados. La alta tasa de interés que está pagando la Argentina, sumada a la caída del precio del dólar, generaron a la primera compra estadounidense de moneda argentina una gran ganancia, pero la caída posterior mostró la fragilidad de esta situación. La Argentina enfrentó la elección con el apoyo más manifiesto de Estados Unidos de su historia. A su vez, la administración estadounidense ha realizado la apuesta más fuerte a un aliado político en el país. Ocho décadas atrás, Juan Domingo Perón ganaba la elección contra los Estados Unidos, bajo el lema "Braden o Perón". Ponía al embajador de este país como su enemigo principal. Ahora, un presidente argentino gana una elección importante con el apoyo manifiesto del presidente estadounidense Donald Trump.